Diario de León

El realizador Enrique Urbizu explora el mundo de las mafias en el sur español en el largometraje «La caja 507»

Oscuridad en la Costa del Sol

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MADRID. Efe

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Después de más de cinco años apartado de la realización y dedicado a la escritura de guiones para otros, Enrique Urbizu regresa a la gran pantalla con La caja 507, un thriller cuyo argumento se desplaza a la Costa del Sol para destapar un fraudulento círculo de mafias, política, empresarios y violencia. «Fui a la Costa del Sol, vi el contraste entre las zonas pobres y la horrible ostentación de los ricos y encontré el thriller. La película está hecha de recortes de prensa, un proceso que nos llevó dos años de escritura durante los que esperamos la avalancha de noticias que se iban produciendo y que han formado la trama», explicó Urbizu en la presentación de la película en Madrid. José Coronado, transformado para la ocasión en un ex-policía corrupto, amargado y violento; Antonio Resines, el director del banco saqueado; y Goya Toledo, la compañera del ex-policía, forman el tridente interpretativo de este filme que se estrenará en España el próximo viernes. La trama del thriller, el regreso de Urbizu tras Todo por la pasta o Cachito, se centra en el apetito de venganza del director de una sucursal bancaria saqueada que gracias a los papeles que contiene la caja de seguridad 507, olvidada por los atracadores, descubre un entramado de mafias y corrupción política en plena Costa del Sol. Entregado a la escritura del guión durante dos años, Urbizu destacó el tipo de realización que exigía el filme, lleno de elipsis y, apostilló el director, «construido mediante brochazos pequeños que contaban muchas cosas». «Toda la parquedad narrativa, la síntesis que encierra la película, ya estaba en el guión», concluyó el guionista de La novena puerta. Además de adentrarse en un mundo oscuro, el de las mafias, los chantajes políticos y la especulación empresarial en la costa sur española, La caja 507 llama la atención por la transformación de José Coronado, quien no sólo adaptó su físico a lo que reclamaba el papel, sino que se implicó en todo un reto: meterse, en un sutil ejercicio interpretativo, en la piel de un tipo violento, agredido por su pasado. Resines le da la réplica recreano al director de la sucursal saqueada.

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