Artistas y críticos elogian la maestría del escultor y lloran su desaparición

Artistas locales y foráneos, críticos, responsables de museos, políticos y gestores culturales se dolieron por la muerte de Eduardo Chillida. Unos y otros destacaban el indiscutible magisterio de Chillida, ejercido a lo largo de más de medio siglo en su particular y fructífera batalla con todo tipo de materiales y la trascendencia de su legado. Se ponía de manifiesto la profunda orfandad que se instala con su desaparición en la creación plástica española y se lamentaba que no hubiera podido culminar su obra más ambiciosa, el vaciado de la montaña de Tindaya en la isla de Fuerteventura. Así lo manifestaba Kosme de Barañano, director del IVAM de Valencia, máxima autoridad en la obra de Chillida y comisario de varias de sus grandes exposiciones. «Sería una pena que se frustrara este proyecto que simboliza toda la obra de Chillida», apuntaba. «Intenta crear el espacio a través del vacío, del no espacio; y meter un escultura en el corazón de una montaña y que desde allí los seres humanos pudieran ver el mar y el horizonte era la culminación de una idea que aparece en su alabastros, hierros, maderas, tierras y aceros desde hace medio siglo. Era su proyecto culmen y es una lástima que no se lleve a cabo», lamentaba. Para Barañano con Chillida se apaga «una de las voces más profundas de la escultura del siglo XX y uno de los maestros de este género en el siglo XX junto a Calder, Brancusi, Giacometti y Picasso». Desde Alemania, donde lo sorprendió la muerte de su amigo, le recordaba el también escultor Agustín Ibarrola,«Ha sido un buen ejemplo de lo que es el arte moderno en relación a la aparición de la industria y la capacidad de esta de crear sociedades modernas como la vasca, muy en función de la grande máquinas de las grandes dinámicas sociales y sobre todo del pluralismo» aseguraba. Todo el arte de España y Europa lloran la gran pérdida.