Hanks y Newman dan solidez al filme «Road to perdition»

La segunda y esperada película del realizador británico Sam Mendes, Road to perdition, presentada ayer en el LIX Festival de Venecia, se beneficia de una buena estructura narrativa y del trabajo de dos figuras del cine de Hollywood, Tom Hanks y Paul Newman. Procedente del mundo del teatro, Mendes irrumpió con fuerza en el cine con American Beauty (1999), que al año siguiente consiguió cinco premios Oscar, entre ellos a la mejor película y mejor dirección. Con su segundo trabajo, Mendes aspira a renovar esos laureles, porque la película ya es vista en Estados Unidos como una de las más importantes de la temporada, a pesar de que se ha estrenado este verano, con mucho tiempo por delante para los Oscar. Basada en la novela del mismo título de Max Allan Collins, la historia parte de un aspecto poco difundido en el cine sobre la mafia, como es la presencia de los irlandeses en el crimen organizado. A partir de ahí, Road to Perdition asume algunos elementos del género, como la violencia entre bandas rivales, la traición y la ambición por el dinero y el poder, pero supera ese planteamiento para detenerse en el aspecto humano y, más en concreto, en la relación paterno-filial y en los efectos de la maldad y la pesada carga que esas acciones pueden suponer para los hijos. Tras un crimen en su familia, Michael Sullivan (Tom Hanks) y su hijo mayor emprenden una carrera hacia la venganza en la que Perdition adquiere un significado ambiguo, puesto que no sólo es el pequeño pueblo donde en el futuro quieren regenerar sus vidas, sino el riesgo de que caminen hacia su propia perdición. La película, bien estructurada, cuenta con algunas escenas de altísimo nivel estético, que evocan ciertos históricos filmes del género de gángsters y los tranquilos pero inquietantes paisajes del pintor estadounidense Dennis Hooper. Sin embargo, se advierte, sobre todo en el final, un tono moralizante muy propio de las grandes producciones estadounidenses y algunas soluciones en el guión resultan poco convincentes. Hanks se muestra solvente y austero, mientras el adolescente Tyler Hoechlin le secunda con buen nivel y el veterano Paul Newman da muestras de su categoría en el papel del viejo patriarca mafioso, resignado a su vida violenta, pero que sufre por el alejamiento de sus hijos. Road to Perdition es, según dijo hoy Sam Mendes, una película «acerca del sentimiento de culpa de los padres respecto a la educación de sus descendientes».