La exposición de San Isidoro recibió más de 45.000 visitas

Más de 45.000 personas visitaron la exposición San Isidoro. Doctor Hispanea, que se desarrolló desde el pasado 18 de julio y que cerró ayer sus puertas. La muestra pretendía rendir un homenaje al santo, cuando se cumple el 1.400 aniversario de su ordenación como arzobispo de Sevilla. La Colegiata de San Isidoro de León acogió esta muestra, en la que el público pudo contemplar el «Arca de San Isidoro», donde llegaron en 1063 los restos del Santo desde Sevilla a León, el famoso Pendón del Cerco de Baeza, al cual se le rinden honores de Capitán General, códices y decenas de piezas valiosas, detalló el abad de la Colegiata, Antonio Viñayo. Esta exposición, que llegó a León procedente de Sevilla y está previsto que se instale en octubre en Cartagena (Murcia), se presentó dividida en tres secciones de más de un centenar de piezas, todas ellas «joyas únicas», según el abad. Obras representativas de la arquitectura visigoda, nichos, ladrillos de barro cocido, deslumbrantes «tesoros votivos», como los de Guarrazar y Torredonjimeno, códices escritos en torno al siglo X y monedas de oro, entre otras piezas, centraron el interés de los asistentes a la exposición. El abad de San Isidoro, que comenzó en 1940 a estudiar la figura del Santo, se mostró satisfecho por el resultado de esta iniciativa, en la que el protagonista fue quien «era considerado en la Edad Media en Europa como el Sabio que había mandado Dios después de Adán y Salomón». Explicó que San Isidoro «tuvo gran reconocimiento sobre todo en la Edad Media» y agregó que, «después de La Sagrada Escritura, es el autor que más códices tiene, llegando a haber más de 10.000 códices simultáneamente, lo cual quiere decir que en aquella época era un éxito editorial excepcional». Las piezas seleccionadas para esta muestra procedieron de Córdoba, El Escorial, León, Mérida, Madrid y Sevilla. La exposición estuvo instalada en las salas situadas en torno al claustro, monumento nacional y lugar que acoge los restos del santo después de que en 1063 los reyes Fernando y Sancha hicieran consagrar una iglesia palatina a la que trajeron los restos del Santo.