Beethoven para un príncipe

Con todos los honores hoy será inaugurado, a las 19.30 horas, el Auditorio Ciudad de León, en un acto oficial que estará presidido por su alteza real el príncipe Felipe, al que acompañarán las primeras autoridades leonesas, así como el presidente de la comunidad autónoma, el alcalde y personalidades del mundo de la política, la música y la cultura. Para esta solemne ocasión, se han elegido dos obras capitales de dos autores emblemáticos, distantes en el tiempo y representantes de dos estéticas y estilos muy definidos, como son el clasicismo de Beethoven, reflejado en toda su magnificencia en esa inmortal Novena Sinfonía y el modernismo con ecos barrocos de un autor vivo, universal y muy vinculado a León, como es Cristóbal Halffter, quien con su Tiento de primer tono y batalla imperial intenta aunar la tradición barroca de Cabezón con la vanguardia expresiva de una orquestación brillante y espectacular. Todo ello arropado por el sonido de la Orquesta de Castilla y León, los solistas Lucrecia García (soprano), Francisca Beaumont (mezzosoprano), José Ferrer (tenor) y Joseph Miquel Ramón (barítono) y el Coro Nacional de España, a las órdenes de un director de lujo como es el burgalés Víctor Pablo Pérez, que tan excelentes recuerdos ha dejado en León por sus modélicas intervenciones al frente de la Sinfónica de Galicia o en sus colaboraciones con el Coro Universitario con esta misma obra en Oviedo en 1988, que causó sensación en los cenáculos musicales asturianos y de la cual hoy todavía se sigue hablando. Un director, pues, de los grandes, de los que no sólo dirigen sino que explican y acercan la obra al oyente más recalcitrante. Un acto inaugural que comenzará con el descubrimiento de una placa conmemorativa por el príncipe, para seguidamente pasar a la sala de audiciones, donde se celebrará el concierto, que, por motivos protocolarios, estará restringido a personalidades del mundo de la política y cultura. Un acto que sin duda permanecerá en la memoria de los que tengan la fortuna de asistir, porque marcará un antes y un después en la historia de la música y la cultura leonesa. Las dos obras elegidas pertenecen a esa clase de música imperecedera que se escucha con toda familiaridad y se enmarca dentro de los cauces más clásicos de las estéticas compositivas, pese al modernismo que podría suponer la obra del músico madrileño. Servidas por la Orquesta de Castilla y León, el Coro Nacional de España, una de las formaciones que han gozado del mayor prestigio dentro del panorama coral español desde hace más de treinta y dos años, sus 93 voces harán de la siempre gratificante Novena Sinfonía, de Beethoven, con su Himno a la alegría, como símbolo de esperanza, la mejor carta de presentación para inaugurar oficialmente un Auditorio en el que se van a dar cita las mejores (en teoría) representaciones tanto escénicas, como musicales, operísticas o de ballet que puedan programarse.