Diario de León

Cientos de leoneses, dentro y fuera del edificio, siguieron en directo el concierto inaugural, a cargo de la Orquesta Sinfónica de Castilla y León y el Coro Nacional de España

Auditorio Príncipe de Asturias

Cuando Wagner escuchó los coros de la Novena Sinfonía de Beethoven, e

Publicado por
Miguel Ángel Nepomuceno - LEÓN.
León

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Tras el último acorde nadie pudo decir palabra, porque, sencillamente, se habían quedado atónitos ante tanta belleza. Unos tímidos aplausos antes de la estruendosa ovación pusieron a todos en pie para vitorear, agradecer y alabar la labor realizada por Víctor Pablo Pérez, la Orquesta de Castilla y León, el Coro Nacional de España y los cuatro solistas que intervinieron en esa monumental Novena Sinfonía beethoveniana una de las más grandes obras, sino la mayor, de toda la cultura occidental. Pero no fue Beethoven quien realmente inauguró el nuevo Palacio de Congreos, sino la preciosista orquestación del Tiento de primer tono y batalla imperial, de Cristóbal Halffter, sobre unos compases de la obra homónima de Cabezón, que fueron como una bocanada de aire fresco que unía el pasado inmediato con el futuro más esperanzador. Con todo el Auditorio puesto en pie para recibir al Príncipe y escuchar el himno nacional, por cierto, excelentemente interpretado, dio comienzo lo que sería una de las manifestaciones musicales más esperadas del año. El Tiento de primer tono comenzó a expandirse por la sala imperceptiblemente para llegar a ese clímax jubiloso y triunfal que otorga a la obra su razón de ser, su grandeza y su fuerza. Aplausos cerrados y saludo emocionado de Halffter, entre escéptico y desilusionado, al no poder estar en ese podio que tanto se le ofreció. Sin duda, hubiera sido el oficiante ideal para su obra. Y en la sala, caras conocidas del mundo de la política, las artes y la cultura en general que alternaban con otras menos televisivas y sí, en cambio, más aficionadas a esto de los saraos, del codo a codo y de la foto pendular. Muy distendido y con verdadero interés por los problemas que acucian a los leoneses tanto sociales como culturales, el Príncipe Felipe se mostró en todo momento atento a las sugerencias de los máximos representantes políticos de León y la comunidad, para, tras breves palabras con los responsables del Auditorio, partir hacia el aeropuerto de La Virgen, no sin antes recibir el baño de cariño de una multitud agradecida que le aplaudía y vitoreaba en su recorrido.

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