La Fundación BBVA rescata del anonimato joyas de la pintura española del desconocido museo de Castres
Las obras olvidadas de Goya
Una pareja observa el «Retrato de muchacha», de Claudio Coello
La ciudad de Castres (50.000 habitantes) se encuentra a muy pocos kilómetros de Toulouse. «Apenas van turistas allí, pese a que está muy cerca de esta gran urbe», se lamentó Alfonso Pérez Sánchez, comisario de la muestra Obras maestras españolas del Museo Goya de Castres, que ayer inauguró la Fundación BBVA. De la pinacoteca de Castres cuelgan más de cien obras de la historia del arte español, «una las panorámicas más completas fuera de nuestras fronteras», precisó el ex director del Museo del Prado. La Fundación BBVA ha hecho una selección de 55 piezas -las más representativas de este museo- y las exhibirá en su sede del Paseo de Recoletos hasta el 1 de diciembre. La muestra viajará posteriormente a Bilbao, donde permanecerá hasta el 23 de febrero. Destacan lienzos como Autorretrato y Retrato de Francisco del Mazo, de Goya; la Virgen con el Niño, de Murillo; Alvar Velázquez de Lara, de Zurbarán; San Agustín, de Ribera; La adoración de los Magos, de Alejo Fernández; Los cigarrales, de Berruete, o el Busto de un hombre escribiendo, de Picasso, dentro de un total de 44 cuadros, que, junto a algunos dibujos y esculturas, ofrecen la imagen de un museo cuyos contenidos se muestran por primera vez fuera de su emplazamiento habitual. «Muchas de estas pinturas podrían formar parte de cualquier antología del arte español, y algunas, como las de Goya, Murillo o Alejo Fernández, serían colocadas en un lugar de honor dentro de Museo del Prado», dijo Pérez Sánchez. El conservador-comisario de la muestra, Jean Luis Auge, dijo que lo más importante de Castres se ha trasladado a Madrid, a excepción de aquellas obras que «por su fragilidad o sus grandes dimensiones no es conveniente moverlas». Auge aseguró que en los fondos del museo hay alrededor de mil piezas. «Desde hace cuatro años hemos iniciado una nueva etapa de adquisiciones; se trata de piezas de numismática desde los celtíberos hasta Fernando VII». A juicio de Pérez Sánchez son muchas las telas que merecen ser destacadas dentro de esta muestra, entre ellas el «serenísimo y espléndido» retrato del marchante Jaques Seligmann, pintado por Joaquín Sorolla en 1911; el retrato del pintor Pablo Uranga, ejecutado por su amigo Ignacio Zuloaga en 1893 -«uno de los mejores retratos de Zuloaga»-, o las «vivísimas y espontáneas escenas cotidianas de Eugenio Lucas», discípulo de Goya.