Ted Bundy: asesino en serie

La película Ted Bundy, que se proyectó ayer en la sección oficial del Festival de Sitges, relata, desde el distanciamiento y la ausencia de juicios morales, la vida del criminal norteamericano más famoso de los años setenta, Theodore Bundy, el primero que fue descrito con el término de «asesino en serie». Autor de los asesinatos de al menos 40 mujeres, a las que violaba después de muertas, Bundy era un estudiante de derecho y psicología que, a diferencia de otros criminales en serie, llevaba una vida aparentemente normal, trabajaba como voluntario en un «teléfono de la esperanza» y colaboraba en las campañas electorales del Partido Republicano. Bundy fue ejecutado en la silla eléctrica en 1989 tras ser detenido a finales de los años setenta y haber escapado por dos veces de la cárcel. La película, que firma el realizador, director de Freeway, cuenta con el mismo guionista y productores que Ed Gein, filme que resultó ganador festival de Sitges de hace dos años y que es también el retrato de un asesino. A diferencias de otras películas similares, el punto de vista del relato no parte de los policías que investigaron los crímenes, que no aparecen en ningún momento, sino del asesino, un hombre guapo y seductor que, tras ser detenido, recibía en la cárcel una media de 200 cartas diarias de mujeres que juraban amarle. Según ha explicado Bright en rueda de prensa, la película se basa en los testimonios de los psiquiatras que trataron a Bundy y de un preso con el que compartió celda en el corredor de la muerte durante varios años. Matthew Bright asegura que en su película se ha limitado a «describir los hechos» y ha admitido que algunos de los crímenes son mostrados en el filme desde una vertiente de «comedia negra», para intentar tomar distancia del horror que suponen. El director ha admitido que su película no ofrece respuestas sobre por qué Bundy cometió sus macabros crímenes. «Creo que lo hizo simplemente porque le gustaba», dijo.