La compañía teatral La Pavana representa la obra «El milagro de Anna Sullivan» esta noche en el Emperador
Una historia de superación
Es una historia conocida por todos. Un hecho verídico que rememora el episodio vivido por una maestra y su alumna a finales del siglo XIX. Fue el dramaturgo William Gibson el que popularizó la historia de Helen Keller, una niña que se quedó ciega y sorda a los diecinueve meses de edad a causa de una enfermedad, y su profesora, Anna Sullivan, una educadora graduada en el Instituto Perkins para Ciegos de Boston que se hace cargo de la recuperación de la niña. La compañía teatral La Pavana acude hoy a León para poner en escena un texto, dirigido por Rafael Calatayud, que ha sido revisitado por Rodolf Sirera. El milagro de Anna Sullivan, que protagonizan Gemma Miralles (Anna Sullivan), Rebeca Valls (Helen Keller), Amparo Ferrer Báguera (Kate Keller), Martín Cases Vidal (Arthur Keller), Teresa Soria (Tía Ev), Vicente Pastor (James Keller) y Pepa Gómez (Maggi), incorpora en esta nueva versión proyecciones audiovisuales para dotar al espectáculo de mayor fluidez narrativa, llegándose a ver los exteriores de la casa en la que transcurre la acción. Una historia que nos habla de la superación personal por encima de impedimentos físicos, una circunstancia por la que pasaron personajes tan célebres como Dostoievsky (era epiléptico), Desdémones (tartamudo) o Beethoven (sordo). De idéntico modo, Helen Keller abandonó su aislamiento social, cercano al autismo, para aprender a leer y escribir, realizar una carrera universitaria, dominar varios idiomas, dar conferencias e, incluso, actuar en el cine. Autora también de libros como Historia de mi vida, El mundo en que vivo, Mis años posteriores o Tengamos fe, Keller se erigió en el perfecto ejemplo de lo que se puede conseguir con educación y disciplina. La versión libre de Sirera nos muestra el inicio de su etapa de aprendizaje, unos tiempos marcados por grandes dosis de intensidad emocional y la tenacidad demostrada por su valiente maestra. El equipo técnico del montaje, marcado por su espectacular escenografía, está integrado por Víctor Antón, iluminador, Rocío Cabedo, vestuario, Carlos Montesinos, espacio escénico, y Adolfo Muñoz, realización de audiovisuales. No obstante, el mayor impacto que recibirá el espectador es el espléndido trabajo actoral que realizan dos actrices en estado de gracia. Prometen ofrecer grandes dosis de ternura y emoción.