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Exposiciones

Al fondo hay arte

Ármaga inaugura el año con una muestra que rescata e impulsa obra en depósito y en propiedad con grandes artistas

Ármaga Galería de Arte fue creada en 1998. J. F. SALVADORES

León

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Al fondo hay arte. Y al principio, Marga Carnero, casi al estilo del rock, una frontwoman que impulsa de manera formidable la creatividad que viene y que va, de León o la que llega de fuera. Todo ha cambiado mucho. Pero en Ármaga se mantiene el amor al arte aunque la idea solo puede ser buena si no va acompañada del sustento. En las galerías hay un fondo que es su particular peine de los vientos que resume la labor de años. No es el todo, pero sí la esencia de lo que ha sido y será una galería.

Y Marga Carnero tiró de retrovisor porque los tiempos están para ello y porque los nombres propios que están ahí a su espalda, en su lugar muchas veces de trabajo, son nombres que resuenan en el mundo del arte y en el de sus sentimientos. Por ejemplo, un Antonio Saura o un Miguel Escanciano, que podrían ser dos planetas del universo Ármaga con brillo propio. Explorando el fondo nace así de la virtud y la necesidad y de porque, como en la vida, en estos negocios, nunca hay tiempo para hacer balance.

José de León, Amancio González, José Ramón Vega, Amando Casado, José Luis Casas, Esteban Tranche, Teresa Gancedo, Antón Lamazares... Todos ellos escriben el guion de Explorando el fondo , cita imperdible.

«En un sitio como esta galería, aunque no hay mucho espacio, durante todos los años que llevamos hay una obra que tiene mucho valor. Y ahora se trata de que se vea. La idea es que durante un mes sea la exposición de la galería», señala Carnero.

En parte, esta iniciativa refresca tanto como hace memoria de lo que se hizo, como un imaginario lo que fuimos . Porque juntar a tantos artistas de tanto talento es también una forma de revalorizar no solo el espacio por su experiencia sino a los propios creadores, que tienen la oportunidad de que vuelva a ser vista, y no con el planteamiento efímero que a veces se le da a la cultura cuando su intención suele ser la de pasar a la eternidad.

De momento, Explorando el fondo está teniendo el mejor de los efectos. Porque se trata de una revisitación de lo más placentera y enriquecedora. «También, con estos tiempos, yo estoy intentando abrir otros puentes de comunicación, como son las redes sociales, los códigos QR, la página web...», añade la galerista como respuesta a los retos a los que el sector artístico y cultural se enfrenta, siempre con las exigencias de renovación, y más ahora en tiempos de pandemia constante.

En cualquier caso, las blancas paredes de Ármaga nunca han tenido la costumbre de estar vacías y se trata de que sigan manteniendo la tensión comercial y cultural.

Y en Ármaga hay propuestas imponentes y debilidades, apuestas y obligaciones. Y poco a poco, aunque sea como siempre, lo que se confirma es que abrir su puerta es una de las mejores ideas para llevarse un libro, un cuadro, una fotografía, una escultura, o esas geniales ideas en vidrio de Rosa García que son un regalo o una solución perfecta si hubiera que hacerlo. Ármaga es la mejor demostración de que la cultura no muerde. Segura o no, siempre será una caricia cuando de lo que se trata es de abordar el arte como si fuera una cuestión de nombre propio. El homenaje a un Escanciano inolvidable será una demostración más.