Arte
Amigos invisibles en los museos de León
MÁS DE 3.000 LEONESES son amigos de algún museo. Una módica cuota abre una larga lista de ‘privilegios’, como el acceso ilimitado a las exposiciones, preferencia en visitas guiadas e información de todas las actividades. El Musac solo tiene 59 amigos, mientras que el de la Siderurgia supera los 800.
La Catedral de León tiene tantos ‘socios’ como el Ademar. Más de 2.000. Si a ellos se suman los 1.800 de la Cámara de la Propiedad Urbana, que paga el acceso de sus asociados al templo gótico tantas veces como quieran, la Pulchra casi empata con la Cultural. Las cifras de los amigos ‘invisibles’ de los museos son muy modestas en León. Nada que ver con la Fundación Amigos del Prado, que con sus casi 40.000 socios es uno de los grandes clubes de España, después del Barça y el Real Madrid. La gran pinacoteca madrileña busca seguidores con el reclamo: «Sienta el orgullo de contribuir a la conservación, el estudio y la difusión del rico patrimonio que alberga uno de los museos más importantes del mundo».
En 2012 el Musac lanzaba el programa Amigos del Musac, con el que perseguía la fidelidad de los visitantes y paliar el impacto de que la entrada dejara de ser gratuita. La cuota es de 30 euros anuales y además del acceso libre e ilimitado a todas las exposiciones contempla, entre otros beneficios, descuentos del 50 por ciento en los talleres y otras actividades de pago. Existe también la modalidad de socio de honor, por 3.000 euros al año. El centro de arte contemporáneo de Eras de Renueva solo tiene 59 amigos y dos ‘de honor’, cuya identidad prefiere no desvelar. La exigua lista del Musac queda más evidencia si se compara con la del Museo de la Siderurgia y la Minería de Sabero —ambos gestionados por la Junta de Castilla y León—, que ha conseguido hacer 833 amigos, a los que cobra 10 euros al año, y otros 341 peque amigos (sin cuota). El MSM tiene aproximadamente los mismos amigos que el Museo de Arte Contemporáneo de Barcelona (Macba). Sin embargo, el museo de Sabero no ha logrado captar a ningún ‘amigo colaborador’, cuya cuota se eleva a 300 euros anuales. Sin embargo, Roberto Fernández, director del MSM, está satisfecho con las cifras. Anualmente, los amigos del MSM celebran un encuentro, al que acuden más de 400 personas, donde les adelantan la programación y les agasajan con un concierto o alguna actividad sorpresa. «Son muy activos», dice Fernández, quien tiene localizados —por correo, teléfono o wasap— a los amigos del museo, que en ocasiones le ayudan a resolver problemas puntuales del museo.
El amigo inesperado
Miguel Ángel Sánchez, gerente de la Cámara de la Propiedad Urbana de León, anuncia su intención de cerrar con el Museo de León y el de San Isidoro convenios similares al que mantienen con la Catedral. De alguna forma, los socios de la cámara se convierten también en amigos de estos tres museos. Una ayuda inestimable en estos tiempos en los que la pandemia ha obligado a cerrar a algunos, mientras que los que están abiertos, como la Catedral, únicamente recibieron 25 visitantes la semana pasada.
El Museo Gaudí Casa Botines tenía intención de haber creado su propio club de amigos el año pasado, pero el coronavirus dejó el proyecto en suspenso. Noemí Martínez Murciego, directora de Botines, pretende retomar el programa en cuanto reabran sus puertas. Lucas Morán, director desde hace tres meses del Museo Etnográfico Provincial, confirma que también tiene en proyecto agrupar a los amigos de un museo cuyos fondos proceden, en buena medida, de donaciones.
Gracias a los Amigos del Prado la pinacoteca ha podido adquirir obras como La Virgen de la Granada , de Fra Angélico; algo que también ocurre en otros museos como el Thyssen, el Sorolla o el Reina Sofía. Los museos leoneses juegan en ‘otra liga’. Es cierto que quien tiene un amigo tiene un tesoro; y en el caso de los museos, patrocinan la restauración de obras la colección, financian la publicación de catálogos de exposiciones o solicitan ayudas y subvenciones a la Administración.