Cuando Nacho no encontró a Michi

Es hora de recapitular/Las hostias que me ha dado el mundo... Lo he pasado bien, y casi conocí en una ocasión a Michi Panero/

Y es bastante más de lo que jamás/Soñaríais en mil vidas... Es El hombre que casi conoció a Michi Panero , la canción en la que el asturiano Nacho Vegas indaga en todas las maldiciones en un adiós melódico en el que el telón de fondo es el pequeño de la familia astorgana, los hijos del poeta Leopoldo Panero, todos extinguidos.

Ahora Vegas recupera este tema y lo somete al escrutinio audiovisual en un concierto en el Circo Price de Madrid el año pasado. Y sirve para que esta canción grabada para Limbo Starr en 220 recupere bríos que, por otra parte, no había perdido.

Si Nacho Vegas, artista de culto pero de aforos llenos, cuenta con himnos de sobra para su legión de fieles, El hombre que casi conoció a Michi Panero se cuenta entre los más aclamados.

Se trata de una canción con melodía alegre, letra con aire autobiográfico en clave humorística y producción a cargo de Paco Loco con piano, trompeta y coros, que Nacho Vegas dedica a uno de los protagonistas de la incombustibe película El desencanto (1976). Todo encaja en el universo de Nacho Vegas, en donde la paradoja juega su papel protagonista. Puesto que la anécdota de casi haber conocido a Michi Panero surge de la propia inexistencia. Pero sí es cierto que estuvo en Astorga y que le dijeron que le podría conocer. Contado por él mismo, sí, estuvo a punto, pero, no. Porque no se decidió y puso rumbo a su Gijón natal, donde Nacho Vegas nació en 1974. Cantado por él mismo, se convierte en realidad lírica y en uno de los momentos álgidos de un talento que le hace ser tal vez el más reconocible de los músicos con lenguaje propio en la actualidad. En donde el éxito y la calidad no son incompatibles.