Diario de León

ROSA PELÁEZ SOBRADO GANADORA DEL CONCURSO DE RELATOS «DIARIO DE LEÓN»

«Lo que hace en esencia al hombre son las preguntas, las dudas, la bronca»

«Simplemente un deseo» es el relato descarnado, ágil e intenso de la experiencia inocente y menuda que un niño argentino tiene de la complicada situación económica que vive su

Rosa Peláez Sobrado, periodista de La Habana que vive en Buenos Aires

Rosa Peláez Sobrado, periodista de La Habana que vive en Buenos Aires

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Emilio Gancedo - LEÓN.
León

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-¿Qué ha supuesto para usted haber ganado el certamen? -Quien siente necesidad irreprimible de escribir, lo hace haya premios o no. Pero el premio representa un aval a esa comunicación que el escritor busca con su obra. La literatura es un acto misterioso y por muy disfrutable que pueda ser para el propio creador, lo excitante, delicioso, es compartirlo con otras personas. Merecer un reconocimiento como éste me alegra e impulsa a seguir escribiendo. Mi cuento ha dejado de ser mío para ser de otras personas. A veces, un creador se siente desgastado y entonces un premio le da aliento para continuar esta maratón en la que yo trato de aprender un más, porque el lenguaje nos ayuda a capturar el mundo. -Su relato habla de la situación económica de una familia argentina. ¿Se trata de una historia real o ficticia? -Onetti decía que escribir es «mentir bien la verdad». Me fascina este pensamiento. La historia es ficticia en tanto salió de una madrugada a solas con mi ordenador como un modo de descargar mi bronca y reflexionar sobre temas que me preocupan. Pero la realidad supera a la ficción, historias parecidas con niños y adolescentes desesperados que delinquen abundan en los expedientes de los Tribunales de Menores. No tengo dudas. Y aquí volvemos al misterio de la literatura. Si uno escribe con emoción y no se dedica a rejuntar palabras, puede conseguir un efecto no simplemente de verosimilitud sino de que está tocando la realidad. Creo que cuando un texto funciona lo que vale es la realidad del texto. -Qué piensa del empleo del lenguaje coloquial en literatura, ¿es un recurso válido? -El lenguaje es un gran horno y las mismas palabras son la mejor masa para meter en ese horno. No rechazo el lenguaje coloquial, me interesa bucear en sus posibilidades expresivas, tengo otras historias donde empleo el lenguaje coloquial de Argentina y de Cuba. Cuando voy por la calle estoy atenta al habla popular. No solamente la lengua en su manifestación más conservadora o clásica es valiosa. El idioma es como un viaje constante de ida y vuelta: el español va y viene de España a otros países donde también es lengua, esto le va dando unos aromas especiales a la lengua. Para mí es válido todo lo que haga vibrar a una historia en particular. Escribo de forma bastante intuitiva e instintiva. O silvestre. No pienso cuando estoy fabulando. Como si hiciera el amor, pudiera decirse. Sigo mis impulsos secretos para enfocar una historia de cierta forma. Por supuesto, hay un trasfondo de años de lectura, inquietud literaria, estudio, periodismo... -¿Cuál es la situación actual del cuento en Hispanoamérica? -América Latina tiene una tradición cuentística aún no suficientemente reconocida. Se conoce más al latinoamericano por la poesía y la novela. Todavía en nuestros países hay fuertes movimientos sísmicos de orden social y cultural, y una gran capacidad creativa que se reflejan en la oralidad. Recuperar la memoria, salvar lo que nos pasa, vigoriza la oralidad. Y la oralidad estimula la escritura. Hubo épocas en que la represión llevaba a cultivar la libertad de hablar junto al fogón familiar o en pequeños grupos al amparo de las estrellas. En América Latina hay una notable corriente de contar historias. Como si se tratara de la conservación de la especie: la de los animales que hablamos y expresamos sentimientos y sueños. Esto es muy rico, muy sensual. Las narraciones gozan de un grado de piel, son tocables, ¿se entiende? Se percibe en toda América Latina ese contarnos con el empeño de hacer inolvidable aquello que ponemos en palabras. Buñuel decía: «La imaginación es un músculo que hay que estimular cada día». -¿La literatura es un arma para luchar contra la injusticia? -Un escritor debe tratar de escribir lo mejor posible las ideas que se le cruzan, y, si acaso, hacer más terribles las preguntas. Enfrentar las preguntas es un modo de irnos completando. Somos muy fragmentados y esta época contribuye bastante a sentirnos inseguros, insatisfechos~. Creo que lo hace en esencia al hombre son las preguntas, las dudas, las inquietudes, la bronca. Lo que no sabe, lo que no tiene, lo que lo irrita y conmueve. Pero me parece absurdo pretender, como gran objetivo o misión, dar mensajes con el arte, porque el arte tiene un carácter polisémico y ya esto enreda las cosas. Pienso que la literatura es para sentir vibraciones, percepciones que no se dejan clasificar fácilmente y que dependen del universo de la persona.

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