Una habitación sin vistas

Carlos Álvarez Cuenllas ha dejado de ser una de las más firmes promesas del panorama artístico leonés. A partir de ahora, a partir de la exposición La habitación de Ardal, que ayer se inauguró en las salas del Auditorio, podemos considerarlo ya una realidad y tratarlo como al autor maduro que es. Cuenllas, durante muchos años el escultor de los tubos de acero inoxidable, ha inventado un escenario prodigioso, un dormitorio de tamaño colosal para situarnos en un mundo propio del siglo XXI, muy cercano al que Kubrick ideó para su futurista aventura espacial del cine. En La habitación de Ardal, un espacio sin puertas ni ventanas, no queda claro si es el autor el que ha sido empequeñecido por la obra o si son los espectadores los que deben sentirse tan diminutos como los enanos del cuento. Lo mismo sucede en su Setal, un brillante bosque de hongos poseídos de una delicada y cálida luz interior que, más que alumbrar, aporta un halo de misterio a la intervención espacial. Dice el artista que dedica su sofisticado dormitorio al galerista salmantino Santiago Martín, mentor de la galería Varrón y recientemente desaparecido, que fue quien incitó a 7 Trabajadores del Arte, entre ellos Cuenllas, para que crearan los habitáculos de una casa imposible. De aquel proyecto nació esta habitación que lleva el nombre de un niño irlandés unido al autor por vínculos afectivos. Explica Cuenllas que ha intentado que «la calidez de telas de mucho pelo, como la dacha, contrasten con elementos de texturas frías, como los creados a partir del acero inoxidable, para conseguir una sensación similar a la que se produce en la obra Cuddy Wall, de Sylvie Fleury». El espectacular dormitorio sirve de disculpa para presentar una interesante serie de pequeñas esculturas realizadas en madera y acero inoxidable, que nos muestran a un Cuenllas lleno de sensibilidad que se expresa con gran economía de elementos. Destaca poderosamente su Lemon esqueezer o Exprimidor, una pieza con claras referencias al mundo del diseño. Para completar la anécdota, aparecen unas brillantes zapatillas, «que son una referencia a la instalación de Fernando Sinaga titulada He dejado los zapatos». Esas zapatillas son otro elemento escultórico y añaden un discurso narrativo a la pieza, ligando lo casual a lo causal». Cierra el dormitorio una extraña y voluminosa pieza, titulada Mar y formada por un gran bloque de espuma de poliuretano de tonos azulados, coronada por un pequeño catamarán metálico, que suponen un acercamiento al mundo de los sueños. «Es el resultado de determinar y direccionar unilateralmente el significado concreto de un gran módulo de espuma sin manipular y de apariencia neutra, simplemente por el hecho de colocarle una pequeña obra figurativa encima». Doce setas gigantescas forman el Setal, situado en la primera planta del Auditorio. «La instalación es una representación del mundo orgánico a través de los materiales industriales». Auditorio. La habitación de Ardal. Fechas: Hasta el 16 de noviembre. Horario: lunes a sábado, de 10.00 a 14.00 y de 17.00 a 20.00; domingo; de 10.00 a 14.00.