El hombre a quien vi llorar

Sánchez Salas descubre en esta obra «una cara desconocida, más personal y humana, que nada corresponde a la imagen que se tiene de él» del polémico escritor y premio Nobel de Literatura. El libro, publicado por Ediciones Carena (Barcelona) y que la viuda del escritor, Marina Castaño, presentará en la cripta del Café Gijón de Madrid el próximo mes de noviembre, cuenta las vivencias de Sánchez Salas junto a un Camilo José Cela que era «hipersensible» en los últimos seis años de la vida del escritor. Nada que ver «Le pasó como el doctor Jeckyll y Mister Hyde, pues se creó a sí mismo como un personaje polémico que nada tenía que ver con el Cela ''real'', humano, gracioso, muy sensible y educado», señala Sánchez Salas, quien destaca, por contra, su carácter hospitalario, sincero, sus escasos enfados, su impaciencia y su afán perfeccionista; a la vez que reconoce que «a Cela le preocupaba mucho el juicio que tuviera la gente de él, y, en contra de lo que se pudiera pensar, no le daba nunca igual lo que dijeran de él». Sánchez Salas asegura que lo que pretende es «hacerle un homenaje a Cela, contando todas mis vivencias con él, que fueron una experiencia fantástica». «Es algo que me debía a mí mismo y a quien fuera mi jefe y maestro, pues desde mi primer encuentro con Cela en 1992, cuando era alumno de segundo de Filología, apostó por mí», explica el autor. La vida cotidiana El libro relata la vida cotidiana en la casa de Guadalajara, donde Sánchez Salas colaboró directamente con Cela en obras como el «Diccionario geografico popular de España», cuya labor posteriormente ha sido continuada por este secretario. Uno de los capítulos más interesantes, a juicio de Sánchez Salas, es el relativo al Premio Cervantes, una de las tres ocasiones que vio llorar a Cela «pues recibió el premio emocionado, nervioso y muy humano». «Pese a que dijo que en una ocasión que este galardón estaba ''cubierto de mierda'', siempre esperó ansioso el premio y que le reconocieran en su propia casa, pero parecía sospechoso que una vez recibido el Premio Nobel no le hubieran otorgado el Cervantes de forma automática», indica Sánchez Salas, que asegura que «una vez que recibió el Cervantes, lloró como un niño». Apunta que las otras dos veces que vio llorar a Cela fue con la muerte de su perro Pascual, a manos de otro can, «al que le llegó a dedicar todo un artículo para ABC», y en otra ocasión fue cuando cayó enfermo por primera vez y casi no podía respirar. Le vio llorar «En ese momento lloró de impotencia, pues se dio cuenta de que su cuerpo no podía más pero su mente sí», afirma. Otros capítulos aluden a su boda con Marina Castaño o a sus paseos con Cela por el Pardo «donde anotaba todas nuestras conversaciones». El libro habla también de los últimos días del escritor, una vez que enferma «cuando se pasaron momentos muy malos, a pesar de que llevó bien su dolencia, y cuando aseguraba que temer a la muerte era una vulgaridad, aunque se percató de que su mente estaba totalmente lúcida pero su cuerpo no estaba bien». El libro publicado ahora por su secretario concluye con una carta de adiós al maestro «donde la historia se repite, pues el día que le enterraron hice lo mismo que él hizo con su maestro Baroja, coger seis claveles y los metió en un copón de plata», afirma. Esta publicación incluye además un epílogo con una pequeña biografía del escritor y un apéndice con una entrevista inédita, donde habla de la técnica literaria, ejemplificando con dos de sus obras más conocidas, «La familia de Pascual Duarte» y «La Colmena».