Ensayar con Miguel de Cervantes desde casa

Mañana, tengo una cita online con Miguel de Cervantes, a través de Zoom. No he enloquecido, quien no está en sus cabales es el tiempo que nos ha tocado vivir. Debido a la pandemia, ensayaremos Entrevista a Cervantes desde nuestros respectivos ordenadores personales, de cara a la próxima representación, el 27 de febrero.

En el reparto solo estamos él -ella- y quien esto escribe. Nos sabemos la obra, si bien como autor del texto he incorporado algunas novedades, alusivas a la covid. En Valdefresno y en Bercianos del Real Camino actuaremos con mayor distancia física que cuando la representamos en León y en Valladolid, y en algunos momentos con mascarilla. El lunes, cada uno desde su casa, haremos prueba de dicción con la FFP2 puesta y concretaremos movimientos sobre el escenario, que no son muchos. En mi caso hago de mí mismo, pero la facilidad ya no es tanta para Cervantes, interpretado por la actriz mexicana Ángeles Rodríguez, quien antes ha de someterse a un largo proceso de caracterización. Entraremos con la mascarilla, para quitárnosla una vez sentados y volver ya a ponérnosla en los minutos finales, en la que estamos de pie ante la máquina de detectar falsos quijotes. El registro humorístico de la obra, aunque no sea el único, permite un poco más de surrealismo. Después de todo, don Miguel lleva muerto desde 1616.

¿Intimida un ensayo online ? Si fui capaz de entender -más o menos- el final de Perdidos , no voy a dejar ahora que me amedrente un teclado. No obstante, he hecho una ronda de consultas entre amigos portadores del veneno cervantino. Mando un whatsapp a José Manuel Lucía, gran biógrafo de Cervantes, recién incorporado a la Academia de las Artes Escénicas de España. No es reacio a las nuevas tecnologías y tiene presencia activa en las redes. Este catedrático publicará en abril un monólogo de Catalina, la esposa del escritor alcalaíno. Autor con Ricard Borrás de la obra de teatro Cervantes y el juego de la Oca , ha visto llevada a los escenarios la primera entrega de su trilogía biográfica sobre el escritor. Pese a que la pandemia le limita, encuentra elementos positivos: «Me ha permitido escribir el texto teatral Flores en el asfalto , que ahora trabajo con mi pareja, el actor Pablo Moro». Y añade: «Está siendo un espacio propicio para la creación… ha sido un impulso». Su vitalismo me anima.

Llamo a Ricardo Jesús García, patriarca de los escenarios leoneses, quien ha interpretado a Cervantes en Fablilla de Avellaneda y en El libro que volvió loco a don Quijote , con la compañía Laga-Lerna. Admite no manejarse con la informática, sin embargo, no le intimida actuar con mascarilla, aunque desaparezca parte de la expresión facial. «Debes elevar un poco más la voz», me dijo. Su larga experiencia le imprime un pragmatismo muy cervantino. Me tranquiliza.

Otra llamada. Esta vez a Miguel Barajas, quien interpreta a su tocayo, en la obra Confesiones de don Quijote (en un lugar de las montañas de León) , de Santiago Trancón, con Alberto Díaz haciendo del caballero andante y Javier Bermejo de un joven. Está utilizando las posibilidades de las nuevas tecnologías. En marzo llevarán la obra a Bembibre (20), Canales (21) y el Auditorio Ciudad de León (27). Como haremos nosotros, incorporan la mascarilla en parte de la obra. Le encuentro animoso y me anima.

Y una última llamada es para el sahagunense Javier Bermejo, quien acaba de concluir su gira con Divinas Palabras , de Valle Inclán, con el Centro Dramático Nacional. Siente nostalgia del tú a tú y hablarse desde el ordenador lo percibe como un parcheo. Con Juan Manuel Pérez prepara a distancia La guerra de nuestros antepasados , de Miguel Delibes, que estrenarán en los próximos meses. Se muestra escéptico con la eficacia no solo de los ensayos online , sino de la validez artística de un teatro grabado, si no se hace con un lenguaje adaptado al soporte, «no basta con colocar la cámara y ya está». La suya es la opinión más pesimista de las consultadas sobre ensayar en pandemia. Pese a ello, me invita a no desanimarme. Todos estamos aprendiendo lecciones inesperadas, con gusto o con rechazo. Y si resulta inusual ensayar así con Cervantes, mucho más lo es que lo interprete una mujer o que uno mismo le ofrezca hacerse un selfi con mi detector de falsos lectores del Quijote. Después de eso, ¿va a intimidarme un ensayo online , salir con mascarilla o poner más de separación entre los asientos? «El espectáculo debe continuar», dicen en Broadway. El lunes, haremos virtud de lo virtual. La profunda comprensión que Ángeles Rodríguez tiene ya de mi Cervantes, socarrón y convencido de que todo puede ser perdonado, incluso Avellaneda, me tranquiliza. Un ordenador no tiene el encanto de un salón de actos, pero ¿quién dijo miedo? Que don Quijote nos asista. Y Sancho, si puede, también.