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Campamento romano

La llave de hierro que abre La Carisa

Mide 60 centímetros y podría ser la llave de La Carisa, el enclave que eligieron los romanos en la Cordillera Cantábrica para controlar a los rebeldes astures. Un objeto muy especial que refrenda la importancia de estos campamentos en la frontera entre León y Asturias. Un punto estratégico que los franquistas, con armamento alemán, usaron para liquidar el Frente Norte.

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En La Carisa no solo ha aparecido armamento romano, sino también de la Guerra Civil. Este enclave fue utilizado por los sublevados para controlar el Frente Norte. Se han localizado numerosas r balas, proyectiles y casquillos. Munición fabricada, sobre todo, en Alemania, Palencia.

La Carisa, un paraje agreste e inhabitable en invierno, tenía puerta. Los campamentos romanos, incluso uno tan inaccesible en plena Cordillera Cantábrica, entre las actuales localidades de Villamanín y Lena, se abrían con llave. Y ha aparecido. Mide sesenta centímetros y es de hierro, un modelo en forma de ‘L’ muy utilizado hasta época visigoda.

Un utensilio misterioso que permitiría cerrar o bien el campamento o algún edificio destacado de este enclave militar. La arqueóloga leonesa Esperanza Martín, que dirige desde hace años las excavaciones en La Carisa, asegura que «esta llave articulada tiene especial interés», porque pertenezca a la puerta de acceso al campamento o a un edificio de gran tamaño, «refrenda la teoría de cierta estabilidad de las instalaciones, por más que sean necesariamente estivales».

Hay otros objetos ‘extraños’ que han salido a la luz en el yacimiento, como una única moneda Lucio Piso Frugi (del 90 antes de Cristo) —muy anterior a la ocupación de este enclave, levantado en el año 26 a. de C., durante las guerras cántabras—.

También se han rescatado lanzas, puñales, piquetas de tienda, un yunque o el umbo (revestimiento central de un escudo). Se trataría de un escudo de tipo oval y de época republicana —única arma defensiva aparecida en el contexto de las guerras cántabras—. «Son piezas muy buenas», asegura la arqueóloga. Actualmente están preservadas en cámaras de vacío para evitar que puedan desintegrarse. Asimismo, han aparecido tachuelas de calzado, parte de una jabalina, un pilum catapultarium (una catapulta que disparaba lanzas a 200 metros) y una fíbula de grandes dimensiones.

Munición nazi

El yacimiento de La Carisa, que en realidad son cuatro, el más importante —el de Picu L.Lagüezos— en la vertiente leonesa, es el ejemplo de que cuando se buscan restos romanos puede aparecer munición nazi. El equipo de Esperanza Martín ha localizado tantos restos de las legiones que combatían contra los rebeldes guerreros astures como de la Legión Cóndor y los sublevados de la Guerra Civil.

En La Carisa no solo ha aparecido armamento romano, sino también de la Guerra Civil. Este enclave fue utilizado por los sublevados para controlar el Frente Norte. Se han localizado numerosas r balas, proyectiles y casquillos. Munición fabricada, sobre todo, en Alemania, Palencia.

Este paso entre Asturias y León alojó entre seis y ocho campamentos romanos, pero también fue un punto estratégico para combatir al Frente Norte en la contienda civil.

Martín ha desenterrado numerosa cartuchería nazi, fabricada entre los años 1936 y 1939, así como armamento utilizado por el bando franquista fabricado en Palencia y Polonia.

Próxima campaña

A la arqueóloga le gustaría poder analizar todo el material extraído de La Carisa

Este verano, gracias a una exigua subvención de la Junta y el Ayuntamiento de Villamanín de 3.000 euros, el equipo que dirige Martín sondeó con drones las ocho hectáreas que ocupa el yacimiento leonés.

Además de la hostilidad del terreno, a 1.800 metros de altitud, los arqueólogos han tenido que hacer frente a los estragos que originaron las tropas franquistas. Esta ocupación ‘desdibujó’ el enclave en el que dos mil años antes los romanos combatieron contra los astures.

Las tropas franquistas construyeron refugios en el mismo enclave utilizado 2.000 años antes por los romanos . ESPERANZA MARTÍN

Se trata de «un campamento singular y atípico en el Imperio Romano, porque la tipología de las defensas, con cuatro fosos en lugar de uno, no responde a ningún modelo, no tiene parangón, lo que lo convierte en un unicum », según la arqueóloga.

A Martín le gustaría poder dedicar una campaña a analizar todo el material extraído hasta la fecha en La Carisa, pero todo dependerá de si la Junta sigue apostando por este yacimiento en el que el Principado de Asturias hace tiempo que no invierte dinero. La llave de La Carisa, cuando concluya su estudio, será depositada en el Museo de León.