Diario de León

San Isidoro acoge una exposición sobre indumentaria y joyería popular dentro de las Jornadas de Cultura Tradicional en el Camino de Santiago francés

Trajes para una época

León

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No son simples trajes «regionales». Son pura historia. Resumen los gustos, la moda, los oficios, las creencias y hasta los temores de una época. En definitiva, la forma de ser de varias generaciones. Una valiosa colección de indumentaria popular de las comunidades por las que atraviesa el Camino de Santiago Francés, desde Roncesvalles hasta Compostela. El grupo Tenada ha reunido más de 3.000 piezas en la exposición Un alto en el Camino. Indumentaria y joyería popular, que hoy será inaugurada por la directora general de Patrimonio de la Junta, Begoña Hernández, y podrá ser visitada por el público desde mañana y hasta el 17 de noviembre en la Colegiata de San Isidoro. La mayoría de los objetos proceden de colecciones particulares, fundamentalmente de los miembros del grupo Tenada, así como del Museo de los Caminos de Astorga y del Etnográfico de la Diputación. El recorrido comienza con la reproducción de un mapa del itinerario del Camino Francés del siglo XIX y adentra al visitante en la indumentaria de las diferentes regiones por las que atraviesa esta milenaria ruta: Navarra, Aragón, La Rioja, Castilla y León y Galicia. Navarra y La Rioja no han cedido trajes a esta exposición, financiada por la Junta. Fotografías, mobiliario, relicarios, collares, rosarios, adornos y 35 trajes permiten recuperar y reconstruir cómo era la vida en el Camino entre los siglos XVII al XX. En el apartado dedicado a Aragón destaca un valiosísimo traje del valle de Ansó (en Huesca) con reminiscencias del siglo XVI y espléndida joyería, especialmente un aderezo y pendientes en plata dorada y granadinas, uno de los más antiguos que puede contemplarse en esta muestra. La exposición discurre por el claustro de San Isidoro y, en la capilla de los Catañones, se ha instalado una vitrina con las mejores joyas de León, como una collarada con relicarios de azabache y plata del siglo XVIII, procedente del Museo de los Caminos, un justillo de Llamas de la Ribera, de la misma época, o una espléndida colección de collares y rosarios de azabache tallados del siglo XVII, además de collares de piedra romana, pendientes con diseño de las diferentes comarcas -arracadas, calabazas, polcas, abanicos y bellotas y vincos-. Una saya plegada de estameña, procedente de Villadangos del Páramo, es uno de los trajes más arcaicos de la exposición, donde también llama la atención el calzado, desde choclos de madera a zocas de madera herradas y zapatos bordados de Alija del Infantado. Para ambientar la muestra se han colocado algunas piezas de mobiliario, como un carretón de niño -el precedente del moderno tacatá- y una silla de escuela del siglo XIX. Asimismo, hay una minicolección de instrumentos musicales, como pitos, panderetas, castañuelas, chocallas, acordeón diatónico, dulzaina... Una de las salas está dedicada al mundo infantil, donde aparecen mantillas y gorros de acristianar de diferentes zonas, una talla del siglo XVII que representa a un niño de pasión, ropitas bajeras y pequeños juguetes, escapularios, una cuna, el atuendo de un ama de cría burgalesa y amuletos profanos. Entre las piezas más curiosas, sobresale un traje de gala de Santa María del Páramo que el Ayuntamiento de León regaló hace años a la hija de Manuel Fraga, en el que llama la atención un relicario con un nonato de cera en su interior. Galicia ha prestado seis espléndidos trajes de mujer, con una selección de joyas, como sapos o crucetas. Aragón, que ha cedido también seis trajes, ha incluido uno de novia. La muestra concluye con una procesión típica de la Ribera del Duero, donde además de la indumentaria de quienes portan la talla, destaca la imagen de una virgen del XVII y una cruz procesional con tintinábulo renacentista.

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