Diario de León

Carlos Porro inauguró ayer la muestra «Aleluyas. Literatura para ver»

El cómic y el noticiero de nuestros bisabuelos

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E. Gancedo - LEÓN.
León

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Antecesoras de los cómics, de las modernas técnicas de diseño e impresión, de los medios de comunicación, de miles de estereotipos sociales, culturales y visuales hoy plenamente vigentes, las aleluyas forman un tipo de literatura insólita y muy divertida que fue absolutamente popular por espacio de cuatro siglos. Ayer, el investigador Carlos Porro, del Centro Etnográfico de Urueña, inauguraba en el Club de Prensa de Diario de León la exposición Aleluyas. Literatura para ver al lado del director y de los miembros del colectivo Tenada, que gestiona las Jornadas de Cultura Tradicional del Camino de Santiago Francés dentro de las que se enmarca esta exposición. En total, son 41 de estos pliegos, emparentados con la célebre «literatura de cordel» de los ciegos viajeros, que contienen una serie de viñetas (satíricas, humorísticas, religiosas, caricaturescas, informativas, moralizantes) en cuyo pie aparecen versos que aluden a la escena representada. De este tipo de impresos destacó Carlos Porro su «enorme variedad temática» y la «gran economía» que presidía toda su producción, tanto en lo que se refiere al tipo de papel y dibujo como al estilo literario, siempre fácil de comprender porque, como señaló, «a pesar de que también existían aleluyas que circulaban por la corte, la inmensa mayoría de ellas iban dirigidas a un público iletrado». El nombre de aleluyas proviene de las características de los primeros de estos folios, de carácter religioso, que se recortaban a la manera de cromos y se arrojaban al paso de las procesiones, al grito de Aleluyas, que va a pasar Dios. Posteriormente y casi hasta la Guerra Civil pasaron a contener juegos infantiles, estampas, y sobre todo historias, acontecidos (las guerras de África o Filipinas), versiones de clásicos literarios, romances y caricaturas. Una de ellas incluso se refiere a la vida «en el siglo que viene». Según este impreso, Entra el hombre a la cocina, la mujer en la oficina.

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