Antonio Viñayo analiza hoy la relación de los monarcas con la Ruta Jacobea
«Para los reyes de León, el peregrino era una figura sagrada»
La influencia de los Reyes y la Nobleza de León en la creación y difusión del Camino de Santiago es el sugerente título de la cuarta conferencia de las Jornadas Nacionales de Cultura Tradicional en el Camino de Santiago Francés que hoy a las 20.15 horas pronunciará, en el Club de Prensa de Diario de León (Gran Vía de San Marcos, 8), el abad de la Basílica de San Isidoro Antonio Viñayo. Viñayo analizará la decisiva influencia que los monarcas leoneses ejercieron en la habilitación, promoción y defensa de la Ruta Jacobea, y desgranará los acontecimientos, leyes y disposiciones emprendidas por éstos para su protección. Su importancia fue tal que Antonio Viñayo considera que la alta nobleza y los soberanos leoneses llevaron a cabo una labor absolutamente fundamental en el amparo de esta ruta de enlace religioso, económico y cultural con Europa. El abad de la Real Basílica de San Isidoro hablará esta tarde, especialmente, de la figura de Alfonso VI y de los dos últimos reyes de León, quienes se distinguieron especialmente por su devoción al Santo Apóstol y su reglamentación relacionada con la mejora de las condiciones de vida de los peregrinos a su paso por el Reino de León. «Fernando II, Alfonso IX, en general todos los monarcas leoneses peregrinaron a Compostela alguna vez a lo largo de sus vidas» -comenta Viñayo-, y en concreto para pedir protección a sus territorios y por la buena marcha de sus incursiones militares. «Así, Fernando I viajó con toda su familia a Santiago para contar con el beneplácito del Apóstol en la gran campaña de Coimbra». Además, no sólo viajaban hasta la tumba del Santo Patrono para solicitar la citada protección, sino que también debían regresar «para darle las gracias». Viñayo recordaba que las crónicas de la época narraban el hecho de que en la misma campaña de Coimbra «el Apóstol Santiago se apareció, montado en un descomunal caballo blanco», y ayudó al Rey a tomar la ciudad de Coimbra a los musulmanes. Por otra parte, los reyes leoneses también se singularizaron en la defensa de los peregrinos que llegaban de todos los países de Europa y del resto de reinos hispánicos en una época de gran inseguridad en rutas y caminos. Según Viñayo, atajaron los desmanes de los hospederos y mesoneros ladrones, que engañaban al peregrino, y produjeron abundante legislación para proteger a los romeros, algunos de ellos nobles y personajes célebres en sus países de origen. «Incidieron en la cualidad sagrada e inviolable del peregrino». Los reyes de León también llegaron a regular aspectos curiosos como los testamentos de los concheiros que fallecían realizando el Camino, pues parece ser que no era escasa la cifra de los que dejaban su vida en la ruta. Otro de los ejemplos que pondrá el abad de la Basílica en la que reposan los restos de los monarcas leoneses es la labor de Alfonso IX creando el hospedería de Arbas (importante junto con Sahagún y Foncebadón), donde se había ordenado «ofrecer al peregrino cuanto pan y vino necesitasen, fueran malas o buenas personas», y como en esa zona montañesa había poco pan y vino, el rey dio tierras a la hospedería en Toro, y Gordaliza del Pino». Concluye que no hay que olvidar que la mayoría de los reyes leoneses «se educaban y casaban en Galicia».