Arte digital
El realismo fotográfico de Rubén
El creador leonés, ahora residente en Praga, está considerado como uno de los 200 mejores artistas digitales del mundo Su fichaje por Adobe Photoshop le impulsó
A Rubén Álvarez, fotógrafo, la gran luz que recomienda algún maestro le pilla de pie. Así como el éxito profesional. Porque, este aún joven de 28 años, nacido en Camponaraya, hace cinco años que vivió lo que aún considera un hito cuando Adobe Photoshop seleccionó sus trabajos para promoción de la marca. Estudió en El Bierzo, en Lugo, vivió en Barcelona y desde hace más de dos años desde Praga se dedica a lo que él considera una suerte: «Trabajar en lo que me gusta y vivir de ello». La fotografía comercial e industrial, para marcas como Volkswagen, Porsche o BMW, entre otras muchas, da pistas de que se encuentra en sectores que son PIB de los países. Aunque él haya entrado por la puerta artística.
Podría decirse que juega en Champions ya que recientemente ha sido seleccionado entre los 200 mejores artistas digitales del mundo, según el ranking con más prestigio, esto es el Lürzers Archive. Estos días está en Camponaraya con su familia. De voz metódica y madura, Álvarez, a su edad, es inusualmente modesto, sensato y amable. Acepta así el atraco en forma de pregunta: ¿Y cómo ve nuestra tierra usted que viaja tanto y vive en un lugar como Praga? «Pues me da pena, porque la veo exactamente igual que cuando me marché», afirma.
Un día normal de Rubén Álvarez tan acostumbrado a los focos y los grandes eventos no deja de ser otra lección: «Mi día empieza muy temprano, me despierto cada día a las 6 de la mañana, y sobre las 6.30 horas estoy empezando a trabajar en la oficina de la empresa para la que invierto una gran parte de mi tiempo. Está localizada en el barrio más creativo y con más gente joven de la ciudad, exactamente dentro de un complejo del museo de arte contemporáneo de Praga. Mi trabajo consiste en retocar fotografías, retocar imágenes creadas completamente por ordenador (CGI) para hacerlas parecer lo mas fotorrealistas posible, ademas de supervisar y hacer parte del trabajo de dirección de arte, desarrollando propuestas y dando ideas para futuras campañas de marketing, principalmente para todas las marcas que recoge el grupo Volkswagen», relata.
«Una vez termino mi trabajo ahí, continuo con otros proyectos externos, bien para otros fotógrafos o estudios, propios en los que yo hago mis propias fotografías o bien proyectos personales donde simplemente me centro en disfrutar», añade.
Con todo, y su juventud, tiene cabida saber de qué se siente orgulloso hasta la fecha: «Sin duda, los proyectos en los que he podido ser yo mismo. Hacer algo único y diferente a los demás es lo que me hace estar mas orgulloso y dormir mas tranquilo por la noche. Un ejemplo, hace unos meses me fui a Fuerteventura durante 4 días a recorrer la isla haciéndole fotos a un Alfa Romeo Stelvio. Me llevé a mi padre, quien fue mi ayudante y conductor, Además de haber hecho un proyecto del que técnicamente estoy muy orgulloso para una marca que siempre me ha encantado, pude descubrir un lugar nuevo, promocionar una parte de mi país y pasar unos muy buenos días junto a mi padre», explica.
Álvarez llegó a la fotografía cuando en su casa pusieron Internet. No hay un momento inicial con amigos o algo parecido. «En realidad no, ninguno se dedica a esto. Por suerte, mis mejores amigos son una pareja de creativos y aunque viven en Barcelona, hablamos muy a menudo y nos vemos 3 veces al año siempre que vienen de vacaciones a León», remarca. Volver a León o a España no entra en sus planteamientos actuales: «Sinceramente, nunca me lo he planteado. La falta de oportunidades en el pasado y el escaso valor que se le da a este tipo de trabajos en España hacen que no crea en mi vuelta a España», confiesa.
Eso sí, venir y disfrutar con su familia y su sobrino es algo que seguirá entre sus planes ideales.
Uno de los trabajos del joven fotógrafo natural de Camponaraya y residente en Praga. RUBÉN ÁLVAREZ