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Allí donde la vista alcanza su horizonte

Abiertas al público, las Cuevas Menudas, en el entorno del yacimiento de Lancia, se convierten en una espectacular visita

Las Cuevas Menudas, visibles desde la A-60 y ahora visitables, son un conjunto de oquedades creadas en zona arcillosa cuyo origen se remonta a la Edad Media. RAMIRO

León

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A 13 kilómetros de León, por la A-60 en el término municipal de Villasabariego, hay un desvío en el que se detiene el tiempo. Por un camino, uno puede regresar a los tiempos romanos, a la ciudad de Lancia. O, si lo prefiere, parar antes, para ser exactos en la Edad Media ante las Cuevas Menudas. Evidentemente, épocas distintas unidas por la ubicación, porque, eso sí, se llega antes al yacimiento de Lancia. Una suerte de Historia de siglos de este municipio, que ahora potencia sus dos virtuosismos patrimoniales, y que, a estas alturas del partido, aunque hablemos del pasado hay que vivir como si fuera tierra prometida de futuro. Esto es, este León que tiene en el pasado de siglos bien llevados toda una respuesta para lo que vendra.

Ayer, se dio el pistoletazo de salida al público sobre lo que es un lugar recuperado y expuesto en todo su esplendor como son las Cuevas Menudas. De manera llana, debían de ser el sitio que elegían algunos monjes cuando querían huir del mundanal ruido del Monasterio y las malas tentaciones. Se castigaban así en un lugar incómodo con vistas a la nada para rezar acerca de su salvación y la del resto. Pero el paisaje se las traía.

Ayer, la alcaldesa de Villasabariego, Esther García, y Pablo López Presa, diputado de Cultura, en representación del ILC de la Diputación, inauguraron lo que supone la recuperación de las Cuevas Menudas, próximo al yacimiento histórico de Lancia, pero independiente, y que constituye un curioso conjunto de oquedades cuyo origen puede remontarse a la Edad Media, sobre un curioso también terreno arcilloso.

Habilitado el acceso a este lugar de retiro para monjes eremitas en la alta Edad Media, ahora puede ser visitado. López Presa destacó la labor de recuperación y puesta en valor del patrimonio propio como mejor forma de impulsar el progreso de los pueblos leoneses. Y remarcó como titular que un patrimonio de León dejaba la lista roja para ser lugar de disfrute del público, eso sí, con ciudado.

La inauguración contó hasta con el corte simbólico de una cinta, para dejar constancia del acontecimiento desde un mirador de vistas espectaculares, por cierto.

Una historia con mirada

En un día despejado, desde Lancia o el mirador de estas Cuevas Menudas, se ve el Teleno a más de 80 kilómetros. O Peñas Pintas, telón de fondo de Las Salas, a cincuenta y tantos. O Mampodre, en este infinito que cumple porque no se acaba. El que lo mira siente el mayor de los desconfinamientos ante sus ojos, allá donde alcanza el horizonte. Al Sur, Reliegos también está. Y aunque ayer había niebla, la geografía tozuda del Teleno dejaba entrever su presencia. Desde Lancia surgían rutas a Astorga, a León ciudad, que demuestran que era un lugar tan importante tanto por lo que había como por lo que se veía. Es decir, que viniendo a ver algo concreto uno deja de mirar a lo que está tan lejos que lo siente al alcance.

Hubo hasta el intento de que se denominara la Tebaida leonesa, pero queda con la sufiente trascendencia lo que es. Como señaló Esther García, alcaldesa de Villasabariego, lo que los leoneses «a veces no miramos con la misma atención por ser nuestro». Aunque, potenciado como ayer, serán grandes las menudas.

Pablo López Presa y la alcaldesa Esther García cortaron la cinta a modo de inauguración. RAMIRO