Armando Murias, el autor de los héroes cotidianos

Dos saurios de pasado nazi rememoran bajo el sol de Andalucía a algunas femme fatale que conocieron en el Berlín de los años en los que el sueño nacionalsocialista del Tercer Reich parecía imparable. Así comienza el primero de los diecisiete relatos de Cuando fuimos héroes y otros cuentos , del escritor leonés Armando Murias Ibias (Caboalles, 1955), afincado desde hace años en Asturias. Son los suyos personajes fracasados, antihéroes, saurios clandestinos, adolescentes truncados por la mala suerte o, sencillamente, gente corriente. Porque, según Murias Ibias, «cualquier ciudadano puede seguir los pasos de Ulises y al cruzar una calle encontrar a alguien que cambie su vida para siempre», al igual que le sucedió al héroe griego con la hechicera Circe en la isla de Eea.

Le gusta a Murias, que fue primero ayudante minero, camarero y mecánico de camiones antes enseñar Literatura en el IES Alfonso II de Oviedo, situar a sus personajes en este tiempo actual de tantas conmociones, aunque también explora otros tiempos más nebulosos. Hay bajo la piel de su espléndida prosa la esencia de la buena literatura de Borges o Cortázar, pero también la visión cinematográfica del mejor Kubrick o los hermanos Coen. Referencias que el autor deja, como un reguero de migas de pan, a lo largo de los diecisiete relatos, tres de ellos premiados. Las vaquillas, Premio Internacional de Temas Taurinos, relata un episodio real acontecido en su localidad natal, Caboalles, durante unas fiestas, cuando se escaparon dos reses. Otro de los relatos premiados cuenta la historia de un adolescente mal estudiante que se encuentra a una extranjera que cambiará su historia. Y en Café Central, con el que fue finalista del Premio Max Aub, el autor retrata la caída a los infiernos de un iluso que quiso conquistar la gloria.

León también aparece en el relato La Raitana , cuyo protagonista es un joven que se traslada a Ponferrada en busca de un empleo. A su llegada a la estación berciana se queda fascinado por la primera locomotora de vapor y pedirá trabajo de fogonero en la Baldwin 131-T.

Murias Ibias hace una certera disección del héroe en todas sus épocas y situaciones, desde el que ve la primera luz hasta el que sube al patíbulo justiciero. Porque, como ha escrito Isabel Allende, «todos somos héroes de nuestra propia historia». Dice Murias que Cuando fuimos héroes y otros cuentos, pese al título, es de fácil lectura y está exento de referencias cultas a personajes mitológicos.

Juan Manuel Gil, María Dueñas, Luis Landero... la lista de profesores escritores es interminable, aunque Murias asegura que hay más médicos y abogados. Para él, «la literatura es creación, mientras que la enseñanza es transmisión». Piensa que la creación se trabaja poco en la educación.

Pese a la fama de poco lectores de los españoles en general y de los adolescentes en particular, el escritor leonés asegura que «los jóvenes leen más de lo que pensamos. Con las redes sociales estamos todo el día leyendo y escribiendo».

A Murias le ocurre como al escritor y académico leonés José María Merino, que le gusta experimentar en literatura y ponerse retos. En su caso, ha probado suerte en géneros tan dispares como el teatro, la novela, el relato corto o ensayos filológicos como Vocabulario de la minería.

El escritor de ascendencia leonesa Diego Medrano, autor del prólogo, asegura que «Murias maneja por igual el veneno lento de la novela y el navajazo rápido del cuento, done uno, como quiso Onetti, no puede pensar un pedacito de cuento, así la rodaja de la vida no es más que el melón entero de la misma, así toda la ironía del autor no es más que una reconciliación con los mayores embates líricos de una vida que sale a flote, no dispuesta jamás al vencimiento moral».

En unos días Murias Ibias publica un libro-disco colectivo junto a otros 41 escritores y músicos asturianos, como Víctor Manuel o Rodrigo Cuevas.