Museo Gaudí Casa Botines
La casa del portero se convierte en la joya de Botines
Tres archivos secretos. La antigua casa del portero y los trasteros de Botines, que Caja España convirtió en una fastuosa sala de juntas, abre por primera vez sus puertas al público el sábado transformada en ‘la joya de la corona’. Una estancia que ocuparán tres archivos que no se han mostrado nunca: el de los Condes de Luna, el de Amigos del País y el de las cajas de ahorros.
Cerrado desde octubre, el Museo Gaudí Casa Botines reabre el sábado con dos grandes sorpresas. Una nueva sala, el antiguo sotabanco, que antaño albergó los consejos de administración de Caja España, y una planta principal completamente transformada para explicar la historia del edificio. Con ambas concluye el proyecto de musealización de Botines.
En el nuevo espacio museístico, ubicado en la ‘buhardilla’, que originalmente fue la casa del portero y los trasteros del edificio, quedan tres huellas de la sala de juntas de la extinta entidad financiera: la fastuosa lámpara dorada creada por el alemán Ingo Maurer, uno de los genios del diseño contemporáneo, la alfombra tejida en Tánger con tres tipos de lana siguiendo el patrón dibujado por el leonés Paco Chamorro —que solo se pueden quitar despedazándolas— y el retrato de Gaudí firmado por Vela Zanetti. A este cuadro se ha añadido la obra Mercado Medieval, de Luis García Zurdo, artista que llevó a cabo en 1996 la restauración de las vidrieras de Botines. En el centro de esta majestuosa estancia se puede contemplar el plano original del edificio erigido en 1893 y uno de los pocos que se conservan de Gaudí.
La nueva sala mostrará tres ‘tesoros de papel’ que nunca se han expuesto hasta la fecha, heredados por la Fundación Obra Social de Castilla y León (Fundos). Se trata del archivo de los Condes de Luna, rescatado en 1975 en Francia por el catedrático de la Universidad de León César Álvarez, y los archivos de Amigos del País y de las cajas de ahorros, con los que se puede reconstruir la historia reciente de la provincia.
Clic sobre la imagen para ampliar
El archivo de San Juan de Luz
Álvarez siguió la pista de este valioso legado hasta la condesa de San Carlos, descendiente de los marqueses de Alcedo y depositarios de los derechos de la Casa de Luna, en su residencia de San Juan de Luz. Fue en esa localidad cercana a la frontera con España hasta donde se había exiliado la familia tras la revolución que en 1868 consiguió derrocar a la reina Isabel II. El de los Condes de Luna es uno de los archivos nobiliarios más completos y mejor conservados de España. Posee amplia documentación sobre Juan Pacheco, un personaje imprescindible en los reinados de Juan II y Enrique IV, así como su título de marqués de Villena. Una colección de documentos excepcionales del siglo XII al XIX, integrada por mas de mil pergaminos y manuscritos que narran no solo la historia de una de las familias nobles más poderosas del Reino de León, la de los Condes de Luna y los Quiñones, sino buena parte del devenir de esta tierra y de todo el país. El archivo consta de 51 pergaminos, 931 documentos en papel, 30 libros de archivo, 8 libros manuscritos y tres libros raros antiguos. Contiene legajos de los Reyes Católicos bellamente iluminados, un valioso Corán o las cartas de Claudio Fernández de Quiñones, delegado del emperador Carlos V en el concilio de Trento. Frente a este archivo, también en vitrinas, se exhiben los documentos de la Real Sociedad de Amigos del País, donde está representada prácticamente toda la sociedad leonesa, los intelectuales y poderosos, y los beneficiaros de la labor social de aquéllos. Por último, y no menos interesante, la historia de las cajas de ahorros, con documentación de los promotores de Botines, Simón Fernández y Mariano Andrés.
Los tres fondos documentales se están digitalizando y se colgarán en el Portal de Archivos Españoles (Pares) del Ministerio de Cultura, para que puedan ser consultados por todo el mundo.
La directora del Museo Botines, Noemí Martínez Murciego, con la réplica del San Jorge que explica el tesoro que tenía dentro. MARCIANO PÉREZ