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Obituario | Toño Morala

Adiós al poeta leonés de la sonrisa y el compromiso

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León

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Antonio Manuel Fernández Morala, Toño Morala, poeta leonés de Villamoratiel de las Matas y afincado en Mansilla de las Mulas, ha fallecido a los 61 años tras una larga lucha contra la ELA. Algún crítico dijo de este escritor y activista cultural que escribía desde el dolor y el sufrimiento, tanto del propio, como de todo aquello que le rodeaba y por lo que él consideraba necesario luchar. En un acto de generosidad propio de Morala, donó su cuerpo a la ciencia. El domingo —día 6 a las 6 de la tarde— se le hará un homenaje en el Ágora de la poesía (en la plaza de San Marcos), donde tantas veces leyó sus versos y escuchó los de tantos amigos y amigas.

Morala ejerció como corresponsal de Diario de León en Mansilla de las Mulas. Colaboró con numerosas webs, diarios, revistas y otras publicaciones. Era un luchador nato, de causas perdidas o, sencillamente, justas.

Decía que su fuente de inspiración era la propia vida y su entorno. «Nunca me cierro a nada a la hora de leer, salvo que sean textos muy largos, que no me gustan». Con sus habituales camisas de cuadros, su gorra y su sonrisa perenne, siempre lamentaba que el sureste de León estuviera tan abandonado.

Era un hombre implicado en la sociedad de su tiempo, con todo tipo de injusticias sociales, con la solidaridad de los pueblos, con la memoria histórica, comprometido por la igualdad entre todos los seres humanos, «de otra manera no entiendo el estar en literatura. Y así va a seguir siendo hasta que el poder abandone esas claras injusticias hacia los más débiles», aseguró en una entrevista en este periódico.

También fue un gran divulgador de la cultura popular y del patrimonio leonés. Un ejemplo fue El gran río Esla, nombre de una secuencia de fotografías, tomadas o recopiladas por Morala y acompañadas por textos en los que pedía: «Dejad que las piedras hablen. Dejad que los mármoles se vuelvan venas de la tierra. Que los nudos de las maderas laceren... y las forjas se vuelvan lágrimas de silencio... Que las muelas de los molinos muelan la mies del hambre».

Toño no quiso dejar de escribir hasta el final y para ello contó con una aliada inestimable, su pareja Mar Ferreras y el soporte de la Asociación de Afectados por la Esclerosis Lateral Amniotrófica de Castilla y León. Ayer las redes sociales se llenaron de mensajes de apoyo, cariño y reconocimiento a un hombre esencialmente bondadoso, luchador incansable y que llevaba la dignidad por bandera. Sus hijos Alba, Andrea y José Luis y sus nietos, Vega y Pelayo, eran los otros puntales de su vida.