Las estatuas del pórtico
La fachada de la Catedral lleva doce años deshabitada
Los santos ‘okupas’. En julio de 2009 las 23 estatuas de la portada de la Catedral León fueron apeadas y recolocadas en el claustro por su delicado estado. Doce años después, allí siguen porque la Junta y el Cabildo discrepan sobre su destino final. Tampoco han resuelto si colocan replicas en la fachada.
El claustro iba a ser un alojamiento temporal para las 23 estatuas de la fachada de la Catedral de León, pero llevan en él doce años. Y, lo que es peor, no hay planes de que nada vaya a cambiar a corto plazo. Además, el edificio deberá afrontar una de las obras más complejas de su historia. El triple pórtico está en peligro. El Cabildo está redactando las bases de un concurso de ideas para actuar en la frágil fachada occidental, por lo que no parece muy apropiado añadir más peso —en torno a nueve toneladas pesan las esculturas góticas—.
Los santos fueron apeados en julio de 2009 porque se encontraban en una situación crítica. 20 encontraron acomodo en el claustro y otros tres (san Pedro, San Juan y la Sibila), en el interior del templo. Restaurados en 2015, son obra de diferentes artistas, como los maestros Enrique y Johán Pérez, y épocas (entre los años 1280 y 1458). La orientación del claustro (en el ala septentrional del edificio) y los crudos inviernos leoneses no parecen aconsejar este enclave como última morada de unas estatuas que han sufrido graves mutilaciones. En doce años la Junta de Castilla y León y el Cabildo de la Catedral han sido incapaces de decidir su ubicación definitiva.
Mientras la Junta ha defendido su traslado a la antigua capilla de Santa Catalina —la llamada Sala de Piedra—, dentro del Museo de la Catedral, el Cabildo, que alega que no hay espacio disponible, quiere alojarlas en las capillas de la girola, porque considera que es un «hábitat» más idóneo.
Costó siete años de espera que la Junta destinara 110.500 euros a restaurar las esculturas; una cantidad que resulta ‘insignificante’ si se tiene en cuenta que apearlas del pórtico fue más caro, 145.000 euros. Otra cuestión sin resolver es la colocación de réplicas en la fachada principal, junto a la de la Virgen Blanca, realizada en los años 50 por Seoane. La Consejería de Cultura, que asumió la restauración de las esculturas, afirma que es al Cabildo a quien correspondía sufragar las réplicas. «Es al acuerdo al que se llegó», dicen.
El profeta, primero
El Cabildo ha pedido presupuesto a varios talleres de escultura y está dispuesto a costear las nuevas estatuas con cargo a las entradas que pagan quienes acceden a la Catedral (5 euros por visitante). Pero necesita, en cualquier caso, la aprobación de la Junta.
El profeta Simeón fue utilizado en 2019 como ‘conejillo de indias’. Se hallaba originalmente en la portada de San Francisco, entre la reina de Saba y la Sibila Eritrea, y data de los años 1290- 1295. Tras el escaneado en alta resolución de esta estatua, una empresa madrileña llevó a cabo pruebas para averiguar si era factible hacer una copia exacta. Los resultados no fueron los deseados, así que el Cabildo decidió probar suerte con otra empresa. Pero tampoco quedó satisfecho con el segundo intento.
Actualmente, no es factible económicamente, debido a la drástica reducción de visitantes, cuya entrada financiaría las copias de las estatuas. Hacer duplicados, según estimaciones del Cabildo, supondrá una inversión de 575.000 euros y una década de trabajos. Pero falta encontrar quién las haga. Así que la fachada de la Catedral seguirá deshabitada durante mucho tiempo.
Catedrales como las de Notre Dame o Siena tampoco lucen en el exterior sus esculturas originales. En el siglo XIX el célebre Viollet-le-Duc no solo colocó estatuas nuevas en la catedral francesa, sino que puso su propio rostro a alguna escultura decapitada. Las célebres cariátides de Atenas y las treinta estatuas que jalonan el Puente de Carlos en Praga tampoco son auténticas. Las originales están en museos.