Las Edades peregrinan por mil años de historia
Felipe VI inaugura la exposición de Burgos 800 años después de la construcción de la catedral que concibió Fernando III
El presidente de la Junta, Alfonso Fernández Mañueco, durante la inauguración de ‘Lux’ en Sahagún. MARCIANO PÉREZ
A vista de cigüeña, la catedral de Burgos parece el lecho de un faquir, semeja una corona de espinas o rodal de estalagmitas en un delirio de crestas del gótico más puro, el que concibieron en 1221 el obispo Mauricio y el rey Fernando III El Santo y que, 800 años después, ha visitado Felipe VI. Ha sido con motivo de la apertura de Lux, lema de la vigésima quinta exposición de Las Edades del Hombre que, a través de tres letras, sintoniza dos épocas: la luz que los vitrales del gótico proyectaban sobre un tiempo nuevo, y la esperanza que ilumina el actual en medio de una asoladora pandemia.
Alfonso VI cedió sus palacios para construir la iglesia románica sobre la que más tarde se levantó la catedral promovida por Fernando III El Santo, que luego continuaron Alfonso X El Sabio, Sancho IV y Alfonso XI, todos ellos reyes como Felipe VI, primer visitante de Lux, muestra alojada en los claustros alto y bajo del templo mayor.
En apenas una década, el prelado Mauricio ya ofició misa en 1230 al estar disponible el mínimum litúrgico exigible, el altar mayor y el coro de la catedral consagrada a Santa María como tantas iglesias erigidas entre los siglos XIII y XIV, principalmente a la vera del Camino de Santiago donde se encuentran las otras dos sedes de Lux: Carrión de los Condes y Sahagún.
La figura de Santa María, el octavo centenario de la seo burgalesa, el Camino de Santiago en pleno Año Jacobeo 2021 y el origen de las catedrales concurren en esta nueva parada de Las Edades del Hombre que, desde hace meses, pregona un cartel con la imagen de la Coronación de la Virgen procedente de una de las vidrieras de la iglesia de las Úrsulas, en la ciudad de Salamanca.
El relato expositivo comienza en Burgos, continúa en Carrión y finaliza en Sahagún. Un pasillo de 120 kilómetros a lo largo del Camino de Santiago Francés por tierras de Castilla y León, una invitación al peregrinaje geográfico, espiritual y cultural a través de Las Edades del Hombre.
Representa también una inmersión en el tiempo si el viajero se acoge al Codex Calixtinus, la primera guía jacobea.