Arqueología
El análisis dental a las momias canarias prueba que no eran nobles
La fascinación que desde hace siglos han ejercido en toda Europa las momias canarias ha llevado a muchos arqueólogos a asimilarlas con las del antiguo Egipto, con el resultado de algunas distorsiones que se perpetúan, como la de asumir que también en las islas «la eternidad» estaba reservada para las élites, algo que un nuevo estudio dental rebate. La revista International Journal of Paleopathology publica este mes una investigación sobre la dentición de 30 momias del Museo Canario, comparada con la de esqueletos aborígenes recuperados de otros yacimientos prehispánicos del mismo contexto geográfico y temporal (Gran Canaria, siglos V a XI). El estudio de los ritos funerarios de los antiguos pobladores de Gran Canaria lleva tiempo revelando claves sobre cómo era la vida en los siglos previos a la Conquista de la isla por Castilla, al tiempo que viene apuntalando la hipótesis de «la momificación natural», la que sostiene que todos los cadáveres eran cuidadosamente preparados, pero que su conservación dependía del lugar donde los depositaran.
Las momias canarias que asombran por la prodigiosa conservación de piel y tejidos blandos que lucen 1.500 años después de haber fallecido fueron todas sepultadas en cuevas, cuyas condiciones ambientales propiciaron su desecación natural. En cambio, de los individuos que tiempo después (desde el siglo VII) fueron enterrados en túmulos o cistas al aire libre no ha quedado más que el esqueleto. La conservadora del Museo Canario, Teresa Delgado, y los arqueólogos Verónica Alberto (Tibicena Arqueología y Patrimonio) y Javier Velasco (Cabildo de Gran Canaria) se plantean si en una sociedad tan jerarquizada y condicionada por la escasez de recursos como fue aquella había diferencias en el último adiós. O dicho de otra forma: ¿Son las momias la élite aborigen? La tesis de la «élite momificada» se asienta en que algunos cadáveres presentan mortajas formadas por varias capas de pieles, que llaman la atención frente a otras confeccionadas con materiales vegetales. Y es cierto que la calidad de la mortaja puede denotar cierta posición social del difunto, pero, en realidad, también hay momias con sudarios más humildes. Este estudio evidencia una dieta con gran aporte de hidratos de carbono, como la basada en los cereales.