La lucha continúa
Cinco museos para Lancia
De los dieciocho proyectos presentados para la construcción de un centro arqueológico en Lancia, cinco han sido los elegidos por el jurado. La siguiente prueba será presentar los diseños en maquetas. El ganador se sabrá el 10 de septiembre. El futuro ‘museo’ costará dos millones de euros.
Mientras Lancia lucha actualmente contra la maleza, que apenas permite vislumbrar los restos de la ciudad astur-romana, otra guerra se libra en cinco estudios de arquitectura. El ganador construirá el centro arqueológico del yacimiento. Un cuartel general desde el que contemplar los futuros hallazgos —como el foro romano, que se excavará en septiembre—.
De momento, hay cinco ‘supervivientes’ en el concurso convocado por el Instituto Leonés de Cultura (ILC), al que se presentaron dieciocho diseños. El jurado encargado de la criba lo integran Pablo López Presa, diputado de Cultura y arquitecto; Jesús Celis, arqueólogo del ILC; la arquitecta Marta Callejón Cristóbal, subdirectora general de Rehabilitación y Regeneración del Ministerio de Transportes; la arquitecta Amelia Biaín, jefa del Servicio Territorial de Cultura; la arquitecta del Ayuntamiento de León Begoña Gonzalo Orden; y Javier Rivera Blanco, catedrático de Historia de la Arquitectura de la Universidad de Alcalá de Henares. Este tribunal ha elegido a los finalistas, que tienen hasta el 3 de septiembre para transformar sus proyectos en maquetas (de 100 por 70 centímetros). Estas cinco construcciones a escala se exhibirán al público. El ganador, que se conocerá una semana después, tendrá tres meses para redactar el proyecto de ejecución; y a principios del próximo año, la obra saldrá a licitación.
El acta del jurado destaca la alta calidad de los cinco concursantes finalistas, la originalidad de sus soluciones y la utilización de técnicas y materiales de construcción tradicionales, como el tapial.
El proceso
En septiembre se sabrá el ganador, que tendrá tres meses para redactar el proyecto de ejecución
El museo de Lancia tendrá entre 400 y 600 metros cuadrados y costará dos millones de euros —1,5 millones para el edificio; y el resto, para los accesos al yacimiento—.
La identidad de todos los candidatos es secreta. Los proyectos están identificados por un lema. Los elegidos son: ‘Limes’, ‘Piedra y Tierra’, ‘La unión hace la fuerza’, ‘Aut viam inveniam aut faciam’ y ‘Milhojas’. El jurado hace una valoración justificativa de cada uno de ellos, atendiendo al concepto arquitectónico, paisajístico, instalaciones y rigor y viabilidad; y a cada uno le ‘recomienda’ aquellos aspectos que debe desarrollar, cambiar o mejorar.
Los finalistas tienen poco en común. Cada uno ubica el centro arqueológico en un punto distinto del yacimiento. Algunos proponen un edificio único y otros apuestan por fragmentar el museo en varias construcciones. Un punto clave de los proyectos finalistas es que «trabajan con el paisaje» y resuelven el doble uso del edificio como un lugar de trabajo para los arqueólogos y como centro de recepción de visitantes.
Proyectos flexibles
A todos los aspirantes se les ha pedido que el edificio sea flexible y susceptible de futuras ampliaciones. «Estamos muy satisfechos por la gran participación del concurso y porque la calidad de los trabajos es muy buena», asegura Pablo López.
En Lancia quedan aún muchos secretos y vestigios por desentrañar, de ahí que los planes hayan dado un giro y más que un museo ‘de restos’ se dará prioridad al proceso de excavaciones. «No se sabe aún lo que va a aparecer», explica el diputado de Cultura y vicepresidente del ILC . No hay que olvidar que la Diputación apenas poseía dos hectáreas del yacimiento, que ha ampliado significativamente este año con la compra de otras diez hectáreas en torno al actual recinto, lo que aumenta en un 800% la superficie dedicada a la investigación y la divulgación. Hasta ahora Lancia era un territorio de excavaciones, pero nunca se pensó en cómo presentar los hallazgos. Las actuales intervenciones van a restaurar y reconstruir el mercado, las calles principales y las termas para que sean comprensibles y no solo ‘un montón de piedras’; un criterio que se seguirá con el foso y otras construcciones que vayan emergiendo.