Basada en hechos reales
Una maestra en el León de la posguerra
La escritora Ana Alonso ambienta en el León de la posguerra su nueva novela, ‘Los colores del tiempo’, inspirada en la historia real de sus padres, una maestra y un exsacerdote.
La posguerra no solo fue un tiempo en blanco y negro como el que mostraba el Nodo. Los colores del tiempo —que llega a las librerías el miércoles—, ambientada en el León de los años cuarenta, retrata la historia de los perdedores que se no se fueron del país e intentaron sobrevivir con dignidad en ciudades como León, con penurias y racionamiento, en una época vigilada y llena de secretos.
La escritora leonesa Ana Alonso, con una larga trayectoria como poeta y autora de novelas infantiles y juveniles, maduraba desde hacía tiempo la idea de contar, a través de sus recuerdos familiares, cómo fue aquel León en la década siguiente a la de la Guerra Civil. Aunque los hechos reales sucedieron veinte años después, detrás de la maestra republicana Adela y del cura don Marcos están sus padres. Una historia que recuerda a la de La Regenta. Clarín —admite Alonso— es un referente literario. «Pero, para mí, la referencia inmediata son mis padres».
Los protagonistas
«Mi padre era sacerdote en los años sesenta, no en los cuarenta, y salir de la Iglesia entonces era muy difícil. El obispo Almarcha le instó a llevar una doble vida. Finalmente, aunque obtuvo la dispensa, lo desterró de León». Así fue como la escritora nació ‘fortuitamente’ en Cataluña, aunque a los tres años regresó a esta ciudad.
La idea del libro a surgió de la colección La Novela Ideal, historias románticas que se publicaron en la República y durante la Guerra Civil, entre cuyas autoras figuraban Federica Montseny, la primer mujer ministra en España. «Eran novelas románticas, con tiradas de 50.000 ejemplares, pero con unos valores anarquistas y revolucionarios».
Los olores de una época
Sostiene Ana Alonso que «en lo cotidiano están las grandes verdades», aunque casi nunca hay tiempo de hablarlo. Ella lo encontró durante la pandemia. No podía visitar a su madre, de 88 años, que pasó aislada el confinamiento. «Para que se sintiera menos sola, empecé a hacerle entrevistas. Me interesaban los detalles, cómo olía su colegio, que plantas había...». Hizo lo mismo con padres de amigos. Fue así como consiguió los «detalles», la letra pequeña, para ambientar el León de los años cuarenta.
Imagen de la Calle Ancha en los años cuarenta. ARCHIVO
Los colores del tiempo, con 34 capítulos, se estructura en dos partes: la primera se desarrolla en León y la pequeña localidad de Pardesivil (Santa Colomba de Curueño); y la segunda discurre en Madrid. Tres realidades sociales y económicas muy distintas, con el abismo que separa a las clases sociales.
No solo la sombra de sus padres planea sobre la novela, sino que por sus páginas desfilan personajes reales de la época, como los escritores Gloria Fuertes, Eugenio D’Ors y Camilo José Cela, el modista Pertegaz, la condesa María Laffite o el pintor Jesús de Perceval.
Las dos Españas
Aunque es una novela coral, con grandes secundarios, la protagonista indiscutible es Adela Cruz, maestra, viuda y madre de una niña de nueve años. «Mis simpatías están con el personaje», aclara la autora. Una mujer de ideas anarquistas que ha participado en la guerra y es destinada a una escuela de León. «Ninguna de las decisiones importantes de mi vida la he tomado yo. Ni siquiera la de traer al mundo a mi hija. Ni la de hacerme maestra. Todo me ha ido pasando. Por lo menos, desde que terminó la guerra...», confiesa la protagonista.
La educación del Régimen
A través de Adela, la escritora y poeta leonesa adentra a los lectores en la escuela de la posguerra. Una mirada a la escuela rural de Pardesivil, con el reto de educar a una mezcolanza de chicos y chicas de todas las edades; y el colegio Santa Teresa, en la capital, pensado para los hijos de las élites del Régimen y las clases pudientes.
En Los colores del tiempo no hay malos. «Todos los personajes están contemplados desde la comprensión», asegura Alonso. En los dos bandos, en su opinión, «hubo de todo» y también «quien se arrepintió e intentó hacer las cosas bien; y quien quiso irse, pero se integró».
Para ella, «las visiones maniqueas siempre son empobrecedoras». Por eso, la novela se titula Los colores del tiempo, porque incluso en las épocas más oscuras siempre hay alguna luz y no todo es blanco y negro. «En esa época de represión durísima y penurias económicas, la gente salió con creatividad y solidaridad entre familias y vecinos».
Incluso —dice—, a veces aflora la belleza entre los escombros; o así se lo parece al contemplar una foto de su madre de niña con un gran lazo en el pelo, a pesar de que su familia no tenía nada. La escritora se ha fijado también en la moda de los cuarenta, que está muy presente en la novela, con «una mujer más empoderada». «En el arte, en el teatro y en la literatura sobrevivieron y florecieron los rescoldos de las vanguardias de los treinta». Y es que no todos los intelectuales se fueron de España. «La posguerra no fue monolítica», asegura Alonso.
Ana Alonso, licenciada en Biológicas y autora de títulos como Los cabellos de Santa Cristina, afirma que «la Sección Femenina, con todo lo retrógrado que tenía, fue pionera en introducir información a las mujeres sobre higiene y educación física».
Tampoco el personaje de Don Marcos encaja en el estereotipo del clero de los cuarenta. Recuerda la autora que muchos jóvenes sin recuersos solo tenían la iglesia como forma de acceder a los estudios.
La escritora tiene previsto presentar su nueva novela en León el 11 de noviembre,