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Arte

Fundación Merayo o el milagro de Santibáñez

Un río cultural junto al Porma es la propuesta de la artista berciana, cuyo centro se acerca a diez años llenos de iniciativas

Ángela Merayo, artista berciana impulsora de la Fundación Merayo, con una pieza de la colección ‘Cielos ficticios’. MARCIANO PÉREZ

León

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Diez años dan para tanto que no serán ni borrón ni cuenta nueva sino una huella artística cargada de futuro. El 2022 será un año de preparación de un espectacular 2023, año 10. Se ve que Ángela Merayo, berciana, tuvo un sueño de esos que se cumplen, porque al frente de la Fundación Merayo lejos de manejarlo como un asunto particular se dedica a promover el arte suyo y, antes, el de todos. Artistas consagrados y los que serán. Por eso, en el ciclo de junio a octubre, meses ininterrumpidos, la fundación es un torrente de arte. Y es, ahí en Santibáñez del Porma, un lujo rural tan cerca de León, donde se confirma la máxima de que hay que verlo para contarlo, como esos lugares que solo se explican al vivirlos.

Con su marido, Jesús Carrión, Ángela Merayo ha conseguido sostener una tensión artística que hace que un paseo en conversación por sus instalaciones sea visitar hasta cinco exposiciones, y los nombres de los artistas sean los protagonistas. Y más artistas. Este sueño, o milagro, aunque al final fundación, nace en la antigua casona de los Arriola, que sirvió de seminario menor, y que es la sede que la artista berciana eligió para el establecimiento de la fundación que hoy lleva su nombre, un espacio destinado al arte ubicado en el campo, junto al río Porma.

Pero, de repente, aunque prevalezca lo plástico, el arte se hace música o literatura, o conversación en forma de ciclos con temática diversa. Y surgen títulos y nombres que dan prueba de la versatilidad de la fundación en donde se venera al artista. Es por eso por lo que el eco de la memoria trae nombres como Notas de vida y esperanza , o un fundamental: Dante. O Tranche. O, quién lo iba a decir: la historia del dinero. Después del silencio ya sabemos que es después de hace nada cuando llegó un apagón de vida en forma de virus. En ese silencio de invierno habría que ver las esculturas y las piedras del exterior de la casona.

Pero la Fundación Merayo además de sugerir arte lo materializa. Y ahora mismo cierra temporada por todo lo alto. Lo hace en acción. Con vistas a un 2022 que sea de recuperación y que cuando llegue el esperado boyante 2023 la casualidad de cumplir diez años será la mejor de las buenas nuevas. ¡Alto! De repente, ayer, aparece un camión del Instituto Leonés de Cultura de la Diputación para descargar varias cajas de libros del fondo editorial de la institución provincial y se desvela que la Fundación Merayo lucirá el año que viene una flamante nueva biblioteca.

Pero lo que ahora se acaba, con cuentacuentos incluido, lo explica Ángela Merayo con el amor puesto en el arte. Y con el trabajo de la experta Rosa María Olmos, capaz de sintetizar lo que el artista de turno propone.

Acaban este mes el ciclo: Prado de Fata con su Desde Oriente a Las Médulas ; Fausto Minestrini y sus Texturas , compartidas, juntos pero no revueltos, con la propia Merayo; Entretejidos con Cielos ficticios ; Elvira Fustero; y la proyección del cortometraje La película más cinematográfica , de Julian Álvarez, en Homenaje a Joan Brossa .

Ahí está la Fundación Merayo y sus Perspectivas hasta el 31 de octubre. Acaba octubre. Cierra, pero no descansa.

Espectacular sala de arte y capilla de la fundación. MARCIANO PÉREZ