Hollywood pierde a James Coburn, uno de sus «duros»

La muerte de James Coburn ha dejado a Hollywood sin uno de los mejores «tipos duros» de la pantalla, gigante en el cine pero víctima de la artritis en la vida real. La industria del cine le ofreció muchas formas de morir, en su mayor parte violentas, a lo largo de una carrera de más de ochenta películas, pero su última hora le llegó el pasado lunes en los brazos de su esposa, Hillard Elkins, víctima de un ataque al corazón mientras escuchaba música en su casa de Beverly Hills. Como recordó Elkins a la prensa, llevada por la emoción ante la pérdida de su marido a los 74 años, «es una muerte demasiado temprana». «Se trata de alguien generoso como persona y admirado como persona y actor. Alguien que personifica todo aquello en lo que te gustaría convertirte», declaró recientemente Andy García. El intérprete hispano tuvo la oportunidad de trabajar con Coburn, uno de sus ídolos de su infancia, en The man from Elysian Fields, el último estreno del actor fallecido, que llegó a las pantallas el pasado 4 de octubre. En ella, irónicamente, Coburn interpreta a un premio Pulitzer que se está muriendo de una enfermedad incurable pero es capaz de escribir un último libro gracias a la ayuda de un autor novel, papel encarnado por García. «Él era el tipo, el mejor, mi héroe, en especial desde Los siete magníficos, donde tiene una de las mejores escenas de arranque de la historia del cine», recordó García al presentar este estreno a la prensa. The man from Elysian Fields fue un estreno que ya recordó la fragilidad de la salud de Coburn, dada su ausencia de todos los actos públicos, al tener que someterse a terapia en San Francisco. Una fragilidad que le abatió durante quince años, entre la década de los años 80 y parte de los 90, víctima de la artritis, que le hizo desaparecer casi por completo de las pantallas a las que había dedicado toda su vida. Esta dolencia casi lo convirtió en un minusválido, le agarrotó los nudillos y le dificultó el movimiento de las manos. Sin embargo, el intérprete de Flint, agente secreto, Pat Garrett y Billy The Kid, La cruz de hierro y La gran evasión pudo agarrar con pasión el único Oscar de su carrera, al mejor actor secundario, conseguido por su única candidatura gracias a la película Aflicción (1997), en la que interpretaba al padre alcohólico y abusivo de un policía. «Llevo haciendo este trabajo media vida y parece que al final he hecho una a derechas», bromeó desde el escenario durante la entrega del premio en la 71 edición de los Oscar. Nacido en 1928 en Laurel (Nebraska), Coburn se dedicó a la interpretación desde sus primeros estudios en la Universidad de Los Angeles y tuvo su debut junto a Vincent Price en la versión teatral de «Billy Budd». Incluso cuando se vio apartado de la pantalla por culpa de la artritis, dolencia que aseguraba haber superado gracias a un tratamiento de sulfuro, Coburn seguía presente en el cine gracias a su voz, que ha dado vida a numerosos anuncios y personajes de animación, como en Monstruos S.A.. Como indicó en una ocasión, «interpretar es lo único que un actor sabe hacer». Por eso su agenda estaba cargada de futuros proyectos, como el rodaje que acababa de concluir titulado «American Gun», centrado en un padre que busca al asesino de su hija, o el cortometraje Yellow Bird, su último trabajo, dirigido por Faye Dunaway y basado en una obra de Tennessee Williams. Sus últimos papeles destacados fueron Snow dogs, éxito sorpresa en Estados Unidos -los productores ya estaban pensando reunir a la pareja protagonista, Cuba Gooding Jr. y el propio Coburn en una secuela- y Monstruos S.A., en la que presta su voz a uno de los personajes de la película de Disney.