¿Restauración o chapuza?
Los ‘Ecce Homo’ de Jamuz
Ahora parecen dos iglús. Es el resultado de las desafortunadas intervenciones en dos fuentes históricas de Santa Elena y Palacios de Jamuz. La supuesta rehabilitación es digna heredera del ‘Ecce Homo’ de Borja que repintó la aficionada Cecilia Giménez.
No han sido víctimas de un aficionado a la restauración. La responsable no es una Cecilia Giménez, como la del célebre Ecce Homo de Borja, a la que culpabilizar del desaguisado. La rehabilitación de las históricas fuentes de Santa Elena y Palacios de Jamuz tenían un proyecto arquitectónico. Pero el resultado final es, a todas luces, una chapuza.
Pese a que, en el caso de la Santa Elena, el caño goza de protección «integral» en el municipio —como «elemento de interés etnológico—, al no ser un Bien de Interés Cultural (BIC), la nefasta actuación no ha contado con la supervisión de la Comisión de Patrimonio de la Junta, según informa el Servicio Territorial de Cultura. De lo contrario, no habría pasado la prueba y, con seguridad, el ayuntamiento habría recibido una amonestación, exigiendo la retirada del revoco de cemento. Una capa, teóricamente protectora, que ha convertido en dos ‘mamotretos’, estas fuentes centenarias.
Cómo ha quedado tras las restauración. DL
Según el Catálogo de Elementos Protegidos de este municipio, la fuente, los muros, estructura y cubierta se encuentran en un estado «aceptable». En ella solo se permiten obras de restauración y conservación, pero no de acondicionamiento, reestructuración, ampliación o demolición. Asimismo, consta como «impacto negativo» el revoco.
Irreconocibles
La de Palacios únicamente requería una limpieza de la piedra, para eliminar la abundante vegetación que había brotado en ella y que amenazaba con dañarla a largo plazo. «Si hubiéramos ido unos cuantos vecinos con estropajos, la habríamos dejado perfecta», lamenta una mujer del pueblo. Pero ha ido más lejos. Ha elevado su queja a varias instituciones y ha pedido explicaciones a la Junta Vecinal, al arquitecto autor del proyecto y hasta a la Diputación Provincial, que concedió 6.000 euros a Palacios de Jamuz, dentro de un plan de subvenciones aprobadas este año y destinadas a las Juntas Vecinales, para rehabilitar el elemento singular de esta localidad de poco más de mil habitantes, situada al sur de La Bañeza.
Serán los ayuntamientos de Santa Elena de Jamuz y Quintana y Congosto los que tendrán que decidir si dejan así estos ambos pozos históricos o recuperan su aspecto original.
La comarca de Jamuz, que este verano se movilizó contra el proyecto de una planta embotelladora para extraer agua del acuífero ‘La Maragatería’, considera que «su mayor atractivo reside en la conservación de los sistemas de riego tradicional: los cigüeñales y las norias, ejemplos históricos de la extracción de agua de los pozos», asegura el Ayuntamiento de Santa Elena en su web. De hecho, la localidad, ubicada en la Vía de la Plata, construyó el Parque de los Sistemas de Riego Tradicional, donde muestra los artilugios utilizados en el pueblo a lo largo de su historia, para la extracción del agua de los pozos.
Otros ‘Ecce Homo’
El caso de Santa Elena y Palacios de Jamuz no es aislado. Otras comarcas leonesas y otras provincias han tenido sus ‘Ecce Homo’ como el de Borja, obra que adquirió fama internacional tras los retoques de Cecilia Giménez.
El destrozo cometido por esta octogenaria sería «impensable» en los templos dependientes del Obispado de León, según explicó en aquel momento el responsable diocesano de patrimonio, Máximo Gómez Rascón, por la «gran profesionalidad» de los técnicos encargados de restaurarlos y la «estricta supervisión» a la que se somete cada obra rehabilitada». No obstante, Gómez Rascón admitía que «barbaridades» como esa sí tuvieron lugar «años atrás», cuando aún no estaba en vigor la actual Ley de Patrimonio.
Uno de los casos de restauraciones más ‘impresentables’ en León fue el del retablo de Carbajosa de la Sobarriba. Una serie de pinturas del retablo que, a primera vista, no parecían poseer valor alguno (podría decirse, más bien, que eran decididamente feas), escondían importantes imágenes datadas en el año 1573. Fue un anónimo ‘restaurador’ del siglo XIX el que —quizá con la mejor intención, al igual que la aragonesa Cecilia Giménez—, repintó las tablas del retablo a su modo y gusto, con un estilo casi ‘naïf’. Afortunadamente, y al contrario de lo que aconteció en Borja, los restauradores leoneses sí pudieron deshacer el destrozo y sacar a la luz la belleza original de las obras, que fueron creadas por Gregorio de Herreras siguiendo modelos del artista veneciano Jacopo Negretti, apodado Palma il Giovane.