Tras «La Comunidad del Anillo» se estrena la segunda parte de la célebre trilogía
«Las dos torres» llega a las pantallas españolas el día 18
Tras haber conseguido batir récord de taquilla -860 millones de dólares-, y cuatro Oscar con La Comunidad del Anillo llega ahora Las dos torres, la más sombría, épica y profunda entrega de la trilogía de El señor de los anillos creada por el escritor J. R. R. Tolkien y que se estrena el próximo día 18. El éxito de La Comunidad del anillo, que consiguió convencer a la crítica más exigente y, lo que era aún más difícil, si cabe, a los puristas de la obra de Tolkien no ha hecho más que avivar las expectativas de esta segunda entrega, cuya mayor dificultad, según comentó en su día el director de la trilogía, Peter Jackson, estribaba en ser la parte central de la historia, carente por tanto de principio y de final. Pero Las dos torres es el tramo más oscuro, épico y profundo de esta trilogía cuyo presupuesto total de 300 millones de dólares, revisado ahora, a la vista de la taquilla, parece insignificante para esta trilogía rodada de golpe hace ahora dos años, aunque precisó de algún retoque -algunos planos necesarios y no rodados-, efectuados tras el estreno de la primera entrega. La acción de Las dos torres arranca cuando la Comunidad del Anillo se ha dispersado y sigue los pasos de Frodo y Sam rumbo a Mordor, la comarca oscura de Sauron; mientras Aragorn, el elfo Legolas y el enano Gimli, ayudados por el resucitado mago Gandalf, se quedan para combatir las fuerzas el Mal y evitar la destrucción de la raza humana. El título de esta entrega hace referencia a la alianza establecida entre el mago Saruman y el señor Oscuro Sauron, para acabar con los humanos. Y es, precisamente, la gran batalla del Abismo de Helm -en la que los humanos se enfrentan a los ejércitos de Sauron y Saruman-, uno de los platos fuertes de la película. Una batalla cuya banda sonora, el griterío del ejército de orcos, fue recogida por Peter Jackson en un partido de rugby celebrado en Nueva Zelanda donde hizo que el estadio entero -unas diez mil personas- gritaran a la vez.