Fallece Luis Ciges, el «Buster Keaton» del cine español

Luis Ciges, fallecido ayer, fue médico, realizador de cine y televisión, pero ante todo fue un actor que se hizo popular gracias a la trilogía que comenzó Berlanga con La escopeta nacional y que aportó al cine español un rostro, una voz y una bis cómica tan peculiares como difíciles de imitar. Nacido en Madrid en 1921, Luis Ciges vio cómo su padre era fusilado por las tropas franquistas en agosto de 1936, lo que no le impidió alistarse junto a sus dos hermanos en la División Azul en un intento de que la nueva España admitiera al hijo de un republicano destacado. Allí coincidió con Luis García Berlanga, quien se había alistado para conocer mundo y fue en ese momento donde nació la amistad entre ambos que les llevaría a una fructífera colaboración que comenzó con Plácido y terminó con Todos a la cárcel, aunque el rostro de Luis Ciges se hizo popular gracias a La escopeta nacional y los restantes filmes de la serie. Luis Ciges encarnaba allí a un fiel criado de los marqueses de Leguineche y gracias a este papel, en el que su rostro, su peculiar tono de voz y su inimitable talento cómico resultaban impagables, se convirtió en uno de los secundarios de lujo del cine español. Así lo adoptó la movida madrileña con un Almodóvar que lo reclutó para su Laberinto de pasiones, lo que le abrió la puerta a participar en los trabajos de cineastas de prestigio como Trueba para Sal gorda, José Luis García Sánchez para La corte del faraón o Luis Cuerda para, primero Amanece que no es poco y El bosque animado y, más tarde, para Así en el cielo como en la tierra. Este último trabajo le valió el Goya al mejor actor de reparto, la mejor recompensa para un actor que siguió prodigándose y sedujo a directores noveles como Javier Fesser, con quien rodó El milagro de P. Tinto, película con estética de cómic donde el rostro de Ciges encajaba a la perfección.