«Galicia era espléndida y ahora es una ruina»

-¿En qué lugar «el clima cría cuervos con reúma»? -Es un juego literario; un lugar con mucha humedad, con mar y desprotegido en la vida de las personas de la novela. -¿Cuánto hay de Elena Santiago en Gela Souto? -Hay algo en Gela y en los demás personajes de la novela, en la intención de acercarles, que sean seres vivos. A mí lo que me lleva a escribir es aproximar la vida a lo que cuento. Gela lleva ciertos temores que yo he tenido. -Las raíces... -Son clarísimas. He vivido en Galicia a través de mis padres y abuelos, que eran de allí. Desde niña visitaba Galicia y la vivía también desde mi casa de Veguellina de Órbigo, donde se añoraba profundamente. También mis raíces están en Veguellina. -¿Qué le asusta? -Tengo muchos miedos desde niña. Me asusta lo desconocido y, terriblemente, el dolor. De niña temía a la muerte. -¿Su vida es su obra? -Mi vida está en mi obra y la obra que tengo es de mi vida y de la de los demás. En los demás está el eje de mis libros. -¿A qué le pone límites? -Los límites en la vida se los pondría a la violencia y a esos buques que pasan cerca de las costas de la vida. -La Galicia de «Asomada al invierno» no es ya la que ha dejado el Prestige... -No. Es la Galicia que he vivido y soñado y que está escrita un año antes de este suceso, cuando era espléndida. Ahora es una ruina, aunque algún día aparecerá la Galicia real. No puede ser de otra manera. -Un país que apenas lee... -Es un país pobre, sin camino, sin salida, con la imaginación estrecha. -¿Qué le dice el corazón? -Me dice siempre: querer, amar y entregar. -¿Existe el lector cómplice? -Sí, y es maravilloso. Uno intenta dar un mundo hecho y unos personajes vivos. Cuando llega ese lector que comprende y se queda en tu libro... es fascinante. -¿Hay literatura en la vida cotidiana? -Sí, la literatura palpita en cualquier rincón, detrás de cualquier puerta. Sólo hay que saber mirar. -Si hubiera sido hombre... -No sé cómo me plantearía la vida. Como mujer, he tenido lo más grande de una vida, mis hijos. Ahora estoy viviendo este tremendo drama del maltrato. Me gustaría saber combatir, para ayudar a esas personas. -Usted que es una de las escritoras más profílicas, ¿qué le queda por escribir? -Me queda por escribir un libro que sea mejor y no sé si llegará algún día. Seguiré escribiendo hasta que no pueda más y siempre estaré llena de dudas. -¿Qué le diría a un niño? -Les suelo hablar acercándome a su lenguaje, pero siempre con la verdad. Le transmitiría amor. La comunicación del ser humano es lo que más me preocupa. -¿Adónde vamos? -Vamos a ese futuro incierto donde no debe faltar la fuerza de estar vivos...