Un infatigable indagador de la condición humana
La frágil condición humana: los misterios, dudas y contradicciones del hombre, la tensión entre su conciencia y la realidad mundana gravitan en la vigorosa obra del narrador José Jiménez Lozano (Langa -Ávila-, 1930), galardonado ayer con el Cervantes. Más de cuarenta títulos entre novelas, relatos, ensayos y poesía acreditan a este pensador, escritor y periodista de 72 años, de amplia formación cristiana y humanista, caracterizada por una gran solidez intelectual, un profundo sentido de piedad hacia los más débiles, un desmedido amor a la naturaleza, y una gran desconfianza en el hombre y en el poder político. En 1962 ingresó en El Norte de Castilla, inagotable filón literario que con Jiménez Lozano ha dado ya tres premios Cervantes: Delibes (1993) y Umbral (2000). Un libro de artículos publicados en su periódico, fechado en 1963, y un ensayo sobre la libertad religiosa, tres años después, precedieron la edición de La ronquera de Fray Luis y otras inquisiciones (1966), una recopilación de las colaboraciones que realizaba para la Revista Destino y con las que se dio a conocer. Jiménez Lozano, confeso lector de Azorín, Gabriel Miró y Juan Ramón Jiménez desde su niñez, emprendió así una densa trayectoria literaria.