Barcelona acoge un universo de géneros basados en la lengua

«Creo que es buena esa ambición de ser cosmopolita, esa idea de ser ciudadano no de una pequeña parcela del mundo que cambia según las convenciones de la política, según las guerras, con lo que ocurra, sino de sentir todo el mundo como nuestra patria». «Ser cosmopolita no significa ser indiferente a un país, y ser sensibles a otros, no. Significa la generosa ambición de querer ser sensibles a todos los países y a todas las épocas, el deseo de eternidad, el deseo de haber sido muchos». Estas dos aseveraciones del escritor argentino Jorge Luis Borges, la primera de ellas pronunciada en un discurso en la Unesco en 1979, explican a la perfección Kosmopolis 2002. Un evento, como su apéndice indica «Fiesta Internacional de la Literatura», que respondió al interés de mostrar la palabra y dejarla fluir en un mundo idílico compartido por ciudadanos del universo. Un magnífico escenario como el Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona se dibuja como el lugar idóneo para que «la literatura sea una fiesta en todas sus vertientes», como asegura el director de Kosmopolis, Juan Insua. La primera edición de la Fiesta Internacional de la Literatura, que tendrá carácter bianunal, pretende huir del modelo comercial de las ferias del libro para subrayar la importancia de la literatura