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La pintora catalana Montserrat Masdeu expone sus paisajes mediterráneos en la galería de arte leonesa Bernesga

Ojos mediterráneos

La artista catalana posa junto a varias de las obras que expone en la galería leonesa Bernesga

Publicado por
Marcelino Cuevas - LEON.
León

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La humedad un tanto agobiante, los fuertes perfumes que emanan de las flores y una luz difusa que penetra a través de los cristales empañados por la atmósfera tibia y relajante. En un invernadero, el tiempo se detiene, las plantas permanecen siempre vivas, son llevadas a sus ignotos destinos antes de que envejezcan, mucho antes de que sus pétalos sufran la humillación de la arruga y su aroma el oprobio de la podredumbre insinuada. Los bellísimos colores resaltan en una majestuosa danza sobre el fondo inevitablemente verde de las hojas. Aquí, rodeada de belleza natural, esgrime sus mejores armas pictóricas Montserrat Masdeu. El lienzo se convierte poco a poco en un increíble campo de flores. Los pinceles vuelan raudos de la paleta a la tela para reflejar en ella lo que los ojos de la artista roban a las flores. Está naciendo una obra de arte en la que más que la realidad circundante se reflejan emociones, sentimientos, pasiones... La pintora catalana Montserrat Masdeu lleva en sus cuadros la magia del Mediterráneo. No importa que en ellos se retrate el paisaje de París, Venecia, las islas griegas o Nueva York, su alma mediterránea está siempre presente, lo mismo en sus pinturas del campo ibicenco o mallorquín, que en sus bellísimas interpretaciones de Las Ramblas barcelonesas, o en la figura muchas veces repetida de su hija rodeada de juguetes. Pinta Montserrat a hombres y mujeres rústicos, inmersos en la naturaleza con el mismo ardor que a las bohemias gentes parisinas o a las sofisticadas figuras que pueblan los parques neoyorquinos. Y es que sus pupilas están saturadas de sol mediterráneo, sus manos son movidas por la suave tramontana y cuando pinta su personalidad lo impregna todo. El crítico Ángel Marsá ha dicho a propósito de las pinturas de Montserrat Masdeu que «no hay en ellas pintoresquismo trivial ni folklore de circunstancias, sino rigor plástico y sensibilidad atenta, notorios en los cálidos enlaces cromáticos, tanto como en la contenida amplitud de la pincelada y en la nitidez de los empastes. Pintura a la vez inteligente y sensible que nos muestra la existencia de una artista de acusada personalidad». Sorprende en la obra de Montserrat el acierto continuo en la elección de los escenarios y un cierto acento de soledad. Los paseantes anónimos, las gentes que pueblan los mercados, los clientes de los cafés que ella retrata, están como ausentes, sin apercibirse de la presencia notarial de la artista. Para su biógrafo, Rafael Manzano, «el máximo caudal de sus telas -y donde rastreamos su más firme personalidad- es en sus paisajes con figuras». Meza-Inda, el gran crítico mexicano, alude, refiriéndose a su labor, a escenas típicas y documentales, de un vivo realismo aunque sin caer en el adocenamiento del verismo naturista. Las pinturas de Masdeu podrán verse hasta el 11 de enero.

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