Un BIC privado
Un torreón sin vigía en Babia
La maleza y el abandono han hecho estragos en una de las últimas torres de vigilancia de Babia. Se trata de la construcción que da nombre al pueblo en el que se ubica, Torre de Babia. Una edificación sin ‘vigía’, que podría desaparecer en pocos años si sus propietarios o la Junta no lo impiden.
Está en una situación crítica. El torreón que da nombre al pueblo de Torre de Babia agoniza. En la última década buena parte de esta construcción defensiva se ha ido desmoronando poco a poco. Pese a que aparece citado en el Catálogo de Bienes de Interés Cultural (BIC) de la Junta de Castilla y León, la ‘ficha’ del torreón se limita a decir que fue declarado monumento nacional en 1949; pero, a diferencia de otras edificaciones, no incluye datos históricos ni fotografías.
Es una de las pocas ruinas de estas características que aún quedan en pie en la zona y que ha corrido mejor suerte que la desaparecida atalaya de Piedrafita de Babia, que tenía forma cuadrada, fue destruida a mediados de la década de los cincuenta y sus piedras reutilizadas en otras construcciones.
Actualmente, un gigantesco árbol ‘anida’ en su interior. La alcaldesa de Cabrillanes, la leonesista Lina Freire, considera una lástima la situación del torreón. Asegura que pertenece, al igual que la finca donde se erige, a un particular. «Les hemos contado que existen subvenciones de la Diputación y de la Junta para que lo restauren». Pero todo ha sido inútil. No ha habido respuesta. Los propietarios no han querido rehabilitarlo hasta la fecha. Para el Ayuntamiento de Cabrillanes, según Freire, la restauración sería «imposible» económicamente. Torre de Babia tiene apenas 30 habitantes. El torreón de esta localidad consta de la citada torre y dos dependencias de planta rectangular adosadas a ella, que prácticamente han desaparecido. La fortificación está vinculada con las de Piedrafita y Mena, erigidas coincidiendo con la repoblación efectuada en los siglos IX y X.
Testigo medieval
«El conjunto forma una residencia señorial que por su organización, fortificación y elementos arquitectónicos puede situarse cronológicamente en la Baja Edad Media». Jovellanos la describe en su diario como la Torre de Flórez y la califica de «enorme» y de «fortaleza antigua y de factura romana».
El torreón tuvo un papel clave en la vigilancia de los pasos hacia Asturias, donde sí están perfectamente conservados el torreón de Proaza y la torre de Banduxu en los valles de Teverga, al otro lado del puerto Ventana. La Torre de Babia es uno de los últimos ejemplares de una arquitectura militar medieval destinada a la protección de la población ante eventuales ataques de tropas enemigas. Algunas de estas estructuras defensivas estaban con frecuencia asociadas a un castillo y colocadas a modo de ‘avanzadilla’. En los valles, pasos fáciles a la vera de los ríos y camino a los puertos se ubicaban las torres de vigía, enlace o de defensa.
Imagen del torreón tomada en 2010. NOBERTO
Los poderosos Quiñones ‘tejieron’ una red de fortificaciones en Babia, Luna, Omaña y Laciana con el objetivo de controlar su señorío con puño de hierro. Ya en la época de Alfonso II el Casto, el rey asturiano defendía su territorio levantando fortificaciones acastilladas en las vías de acceso por la montaña leonesa, ya que había quedado escarmentado cuando Hixem I cae sobre Oviedo y la destruye.
La Junta de Castilla y León, con plenas competencias en materia de Patrimonio, no se ha ocupado hasta la fecha de salvar esta pequeña fortificación, bien exigiendo la rehabilitación a los propietarios o de forma subsidiaria.
El torreón de Torre de Babia se encuentra en una zona de incipiente turismo, ya que desde aquí parte una ruta que conduce a unos de los lugares más espectaculares de la cordillera cantábrica: la laguna glaciar de Las Verdes.