Literatura
Luis Mateo Díez y la ficción
El autor reivindica la literatura y la creación para resguardarse de la realidad pero no del compromiso «ya que hay que estar involucrados en primera línea», afirma
Luis Mateo Díez, Premio Nacional de las Letras, recupera la mítica tierra de Celama, el territorio imaginario de mucha de su narrativa, un viaje a la ficción que, dice, puede resultar conveniente como lugar para resguardarse «un poco» en los tiempos actuales, eso sí, sin alejarse del compromiso.
Celama (un recuento) , editado por Alfaguara, es el libro en el que Díez (Villablino, León, 1942) recopila 38 historias que transcurren en el territorio imaginario. La mayoría forma parte de la trilogía sobre Celama y otras son inéditas.
Celama es una creación puramente literaria de Luis Mateo Díez, aunque tenga un mapa, «un hallazgo», en sus propias palabras, al que había llegado después de un largo camino, «de una depuración en la escritura», una metáfora de la desaparición de las culturas rurales con personajes apasionados, melancólicos, cotidianos y secretos.
Estos terrenos de ficción ofrecen «algo de distancia» que contraponer ante una actualidad «bastante miserable» para salvaguardarse, asegura el autor.
Y destaca la conveniencia de un viaje a la ficción porque hay que resguardarse un poco, no del compromiso, ya que hay que estar involucrados de primera línea, sostiene Luis Mateo Díez.
Efecto pandémico
«Vino la pandemia, que nos retiró y nos privó de los amigos, nos confinó, luego vino el volcán y luego la maldad, tan cercana, que se esparce por ahí, tan abrasiva y tan miserable, que estamos conturbados y la indignación es ya como un sentimiento de desgaste», recalca el escritor.
Y añade: «Ahora vivimos esta guerra tan cruenta, tan inesperada y esa vileza extrema que vivimos en directo y la indignación se junta con la sensación interna de indefensión, y miramos sin saber qué hacer».
En Celama, asegura, hay una mirada de adscripción a un territorio de culturas campesinas y su lectura ahora muestra la marcha del tiempo y cómo el progreso «ha dejado desperdicios y ha enterrado muchas cosas» con unos personajes que pueden tener «un latido muy actual», seres que parecen, dice su autor, «que están todos muertos, pero son un espejo de las desgracias actuales».
Porque, indica Luis Mateo Díez, «todos los inventos actuales son fascinantes, pero también hay usos perniciosos que nos dan la sensación de vivir en un mundo degradado».