El Kremlin devuelve piezas de la Armería Real y el Prado
Vladímir Putin no podrá admirar de cerca la armadura que representa el poder imperial de Carlos V, el mismo que quita el sueño al sátrapa del Kremlin en sus deseos expansionistas. El boicot generalizado, incluyendo el cultural, para aislar a su régimen, se ha llevado por delante una exposición de armaduras históricas que se iba a inaugurar en el mismísimo Kremlin el pasado 3 de marzo. La muestra, en la que participaban armerías reales y museos de toda Europa, contaba con piezas de altísimo valor cedidas por España, y que ya están de camino a casa, la Armería del Palacio Real y El Prado.
Tras la invasión rusa de Ucrania, la exposición moscovita quedó cancelada al reclamar los países participantes la devolución de sus préstamos. El Gobierno español había cedido una docena de objetos, entre ellos la célebre armadura que lució Carlos V en la batalla de Mühlberg e inmortalizada por Tiziano en el imponente retrato ecuestre que cuelga de las paredes del Prado. La armadura real, que consta de varios elementos y está fechada en 1544, es conocida como la armadura de Mühlberg al haber sido utilizada por el monarca en esa batalla en la antigua Sajonia, en la que el ejército del Sacro Imperio Romano Germánico obtuvo la victoria gracias a once tercios españoles que, bajo el fuego enemigo, cruzaron el río Elba para garantizar un paso seguro a sus compañeros. Pero sin duda una de las piezas más curiosas que iban a exhibirse es la armadura de un perro de caza de Carlos V. Fue forjada en el taller de Desiderius Helmschmid, una de las más prestigiosas familias de herreros de la Europa del XV y XVI, para un lebrel especialmente apreciado por el emperador. «Es una pieza fantástica, la única armadura de perro conocida», valoran desde Patrimonio Nacional, que gestiona la Armería del Palacio Real. Otras piezas cedidas son una armadura de niño que Felipe II regaló a su hijo, Felipe III, con motivo de su jura como heredero, una pistola de rueda de Carlos V (el rey las encargaba a un armero de Múnich por su efectividad en combate), una espada toledana del XVII y el cuadro ‘El emperador Carlos V’, de Juan Pantoja de la Cruz.