Esteban Tranche: una gran figuración
El pintor leonés inaugura en el Museo de León una amplia retrospectiva con obra inédita que incluye trabajos desde 1997
Ayer se dijeron frases bellas en torno a Esteban Tranche, que celebra 80 años fructíferos, ante los que ofrece un aspecto físico espléndido. Y se ve también que reúne en torno a su obra al buen León, a tenor por los asistentes que acudieron a la presentación de una exposición de potencia visual, temporal y biográfica, porque se ve que en este artista de Armunia, en todo su conjunto, hay mucha vida de artista y de leonés. Tranche inauguró ayer en el Museo de León una amplia retrospectiva con obra inédita que incluye trabajos desde 1997. Errantes y otras figuraciones es el nombre.
«La belleza nunca es culpable, es, sobre todo, un envoltorio. A veces complace lo resuelto por azar, aunque todos los matices del mundo son pocos para mi retina. Si toda importancia es de la luz, el tiempo y la mirada, adquirir conocimiento requiere insistencia visual». Dice esto Esteban Tranche, que es una frase suya tan de ahora como de siempre. Como ayer en la presentación de Errantes y otras figuraciones , exposición que se puede ver hasta el próximo 3 de julio. Esteban Tranche, que nació en Armunia en 1944, podría tener por formación algo de pintor mediterráneo, con su Barcelona y Valencia a cuestas, pero destaca más en su creación la propia coherencia evolutiva. Todo en Tranche es figuración, y real en su percepción.
Ester Muñoz, delegada territorial de la Junta de Castilla y León, presentó esta colección de obras de Tranche en lo que denominó «el museo de los tesoros de la provincia. Es un placer y un privilegio. El día de los museos está asociado a León porque León es un museo. Una provincia que hay que conocer de cerca. Ahora, con las obras de Esteban Tranche», afirmó. Evelia Fernández, Amelia Biaín o Alfonso Ordóñez, y representantes de la cultura de León como Marga Carnero, Andrés Martínez Trapiello o Gus Berrueta, demostraron con su presencia que lo que hace Esteban Tranche vincula a León sin fisuras con su arte personal.
Si las palabras son el mejor acompañamiento del arte, Esteban Tranche lo demostró al asegurar que se encontraba satisfecho y agradecido de «cómo ha cuajado que yo pueda estar aquí», dijo modestamente acerca de su presencia en el Museo de León. «Del 97 hasta aquí son trabajos, excepto uno, que nunca había expuesto. Creo que dejan ver si he cambiado mucho desde entonces a ahora. Espero que complazca a muchos. Voy a hacer una broma, pero seria. Siempre quiero satisfacer a mi abuela materna. Me decía: pero hijo, por qué no una casita en un río. No lo conseguí. Soy un pintor figurativo. Me fijo en la realidad y la reflejo. Es mi representación de la realidad. Pero no tengo un plan. Soy bastante intuitivo. A veces bajo al estudio y cambio todo a ver si cambian las ideas. La mente va sacando sus cosas. Y a veces, pocas veces, tengo la sensación de que no he pisado el suelo», relató.
Tal vez, en ese no pisar el suelo para alcanzar el lienzo esté la clave, la distancia donde habita el talento. Sería no solo la de Esteban Tranche sino la de todos los artistas. Todos los espectadores. O los ciudadanos que día a día intentan pasar a la vida los sueños. Algo de eso son toda esta cincuentena de obras de Tranche.