En ‘Todos los tiempos’ de Rafael Trapiello
El fotógrafo muestra en Madrid imágenes que son documento y poesía visual ante las preguntas existenciales
Apellidarse Trapiello dirige a saga de escritores y sí, a ella pertenece Rafael. Y sí, es hijo de Andrés Trapiello, sobrino de Pedro G. Trapiello y demás. Pero se dedica a la fotografía de manera profesional, lo que ya adquiere el carácter de doble osadía. O triple. Un ingeniero de Caminos, se supone que en un arrebatador mundo literario, y que que opta por dirigir su creatividad hacia la imagen. Desvela la primera incógnita con un buen quiebro: «Es que yo creo que no elegí. La fotografía me eligió a mi», dice. Buena introducción para Todos los tiempos , la exposición que presenta en la Galería Arniches de Madrid y en la que con una treintena de fotografías sumerge al espectador en el paisaje de las preguntas infinitas, las que sin respuesta han movido al mundo tal vez precisamente por eso. Y le sale un existencialismo bello, estético, que incluso requiere de la participación de quien asiste, al que de manera sutil se le pide que contribuya a poner luz, realmente luz, para ver esas imágenes.
«La exposición es poco convencional. Es cierto. La idea es que el espectador entre a una especie de caverna, con velas, con las paredes viniladas como una noche oscura», explica Rafael Trapiello. Entonces, el asistente a las muestra deberá tirar de móvil, pero no para whatsappear, sino para poder ver las obras con la linterna. Surge así un juego interesante, puesto que a pesar de necesitar un dispositivo actual hay mucho de conexión con el mundo arcaico, lo ancestral, el toparse de lleno con las preguntas existenciales. «Tenemos las mismas preguntas porque no conseguimos responderlas. Desde la fotografía o el arte en general se trata de comprender el mundo, y, más que explicarlo o corregirlo, se trata aceptarlo», reflexiona. Inciso: No todos los Trapiellos conducen a un libro. Pero cómo lo cuenta Rafael... Demuestra que debe de haber ahí un poso innato familiar para saber transmitir historias.
«Estudié ingeniero de Caminos y trabajé de eso. Pero ya hace años que decidí que la fotografía es mi vida. Si quisiera ganar dinero sé que me tendría que dedicar a otra cosa. Pero desde 2004 empecé a hacer fotos y opté por la fotografía», dice Trapiello, que también pertenece a la agencia Nophoto desde 2014.
Todos los tiempos es un viaje poético a través de fotos. Y es todo lo íntimo que uno sienta y todo lo consciente que sea el espectador de que el ser humano es una gota de agua en un océano existencial. O simplemente un eslabón. Porque también cuenta Rafael Trapiello que ese origen como idea remite a la infancia. Ahí aparece la gran protagonista de la historia. Su hija Manuela. «Ella es fundamental. Es la colaboradora especial, porque hasta sale en algunas fotografías. Cuando nació Manuela sentí cosas diferentes. O se hicieron presentes. La vida, la muerte... En definitiva, las preguntas que nos hacemos todos». Este Todos los tiempos pide un viaje a León en forma de exposición. Puesto que Rafael Trapiello es un madrileño con sangre leonesa. Y por eso dice: «Media familia mía es de allí. Y esta exposición tiene que ver con el origen, el río, la montaña, el pueblo», afirma. Ahí, dónde las preguntas.