Un libro para sobrevivir pese a la «pobreza»

Su padre, vigilante, murió de asfixia una fría noche en la que el brasero de carbón le arrebató el oxígeno y, con ello, la vida. Su madre falleció al poco tiempo de «algo malo», como se decía entonces para hablar de una enfermedad mortal a la que ahora se le pondría un nombre más fácilmente —y probablemente remedio—. Francisco Vales Prieto tenía tres años cuando, el 30 de septiembre de 1964, ingresó en la Ciudad Residencial Infantil San Cayetano, lugar que anteriormente se conocía como el Hospicio de León. Ahora, casi 60 años más tarde, regresa a su Sahagún natal para presentar La Uuniversidad de la pobreza , el libro con el que relata las vivencias de su infancia.

El orfanato, que estaba emplazado en la periferia de León, estaba organizado en tres pabellones: uno para niños, otro para niñas y un tercero para los más pequeños, en los que vivían todos juntos. Esta diferenciación por sexos le alejó de sus hermanas. Vales asegura que tiene una buena relación con ellas, pero no tiene el mismo trato de cercanía y cariño que sí ve que tienen sus hijos.

Los primeros años transcurrieron con normalidad para él, no conocía otra vida. No obstante, en sus primeras salidas del orfanato, cuando iba a visitar a sus tíos y primos con su humilde maleta de cartón, entendió que él era «diferente» a los demás chicos.

La portada del libro dibuja una silueta de una chica en su graduación —la hija de Vales en la al terminar su carrera— dentro de la cual hay una fotografía de la entrada del hospicio. La Uuniversidad de la pobreza es el nombre con el que el autor ha querido reflejar una vida de superación pese a las dificultades. La «pobreza», en ese sentido, no solamente es material, es una carencia afectiva, un vacío que dejaron sus padres al fallecer.

Pese a todo, Francisco Vales Prieto relata con humor muchas de sus enseñanzas y vuelve la vista atrás agradecido por los valores que le inculcó la Compañía de Jesús y Hermanas de la Caridad, con los que estuvo hasta que llegó a la mayoría de edad. Posteriormente, tras realizar el servicio militar obligatorio en Córdoba, continuó su carrera profesional en el ejército y en el mismo lugar. Tras décadas de servicio y condecoraciones por su servicio en Bosnia y Herzegovina, comienza a escribir su libro.

«Me ha costado muchísimo, porque expresar sentimientos es difícil, por lo menos para mí. Me ha costado dos años y medio. Me quise quitar un lastre que llevaba dentro, que parece que has estado en un hospicio y lo quieres guardar, como que es un pecado o algo malo, y el libro me ha liberado», sentencia el autor para hablar de la que no es otra que la primera parte de su vida y que va a presentar en su Sahagún natal, regresando desde Córdoba. Todo el dinero que consiga irá destinado a un comedor social cordobés con el que colabora en su tiempo libre, a no ser, dice bromeando, que su libro guste mucho y empieza a escribir la segunda parte de su historia.