Trapiello revisa el asalto al cuartel de la Falange
El leonés publica su nuevo libro ‘Madrid 1945: La noche de los Cuatro Caminos’
El escritor leonés Andrés Trapiello revisa en su nuevo libro Madrid 1945: La noche de los Cuatro Caminos la historia olvidada del asalto en posguerra a un cuartel de la Falange, una obra que considera «mejor que una novela» aunque «no tiene ni un gramo, ni un átomo, de ficción».
Trapiello (Manzaneda de Torío, 1953) ha presentado hoy en Madrid esta obra, editada por Destino, en la que reconstruye el asalto a la subdelegación de Falange de Cuatro Caminos de Madrid, en febrero de 1945, que conmocionó a la España de la posguerra, y que se publica 23 años después de iniciar esta investigación, que ahora ha completado y ampliado con nuevos relatos de vida de los implicados.
El autor ha recordado que esta nueva obra es la reescritura de La noche de los Cuatro Caminos: Una historia del maquis (2001), en la que ya documentó el suceso acontecido en el barrio madrileño de Cuatro Caminos en el que dos falangistas fueron asesinados por miembros del PCE clandestino posteriormente ejecutados por el régimen.
El proceso de investigación, comenzado con el hallazgo hace dos décadas de antiguos documentos en un puesto de la Cuesta de Moyano de Madrid, que ha mostrado en la presentación del libro, se ha ampliado en los últimos años con nueva información digitalizada de los archivos oficiales y testimonios de allegados, lo que ha permitido incluir historias de valor humano inéditas de los autores del asalto, ha recalcado.
El resultado, ha explicado Trapiello, es «mejor que una novela» por tratarse de una «historia casi terminada» en la que «todo lo que se cuenta es verdad».
Para Trapiello, «el terror de unos originó el terror de los contrarios. Justificar el de cualquiera de los dos, sería tanto como justificar el de todos ellos. Ese fue el dilema que llevó a las más vi ejas democracias del mundo, Inglaterra y Estados Unidos, a apoyar en primera instancia a los guerrilleros comunistas españoles frente a Franco mientras duró la guerra mundial, y a Franco, cuando esta terminó».
«La Unión Soviética, que también los había apoyado, jamás se ocupó de ellos como los guerrilleros habrían merecido y los abandonó a su suerte, facilitando a Franco el trabajo de represión y su exterminio. No es por tanto esta crónica solo una historia local del Madrid de 1945, sino una apasionante incursión en la política de bloques que entonces se inició y en la lucha por la supervivencia de vencedores y vencidos», señala.
Asimismo el escritor ha insistido en la «significación política y moral» de los hechos planteada por el libro, que cuestiona si los guerrilleros ejecutados por asesinar a los falangistas deberían ser considerados víctimas y figurar en memoriales como el inaugurado por Manuela Carmena, que recoge sus nombres, o no tendrían que figurar.
Frente a esta disyuntiva, el autor ha decidido no pronunciarse, aunque ha recalcado el valor de añadir a la condición de víctima de los ejecutados su condición de «victimario»: «explicará no solo lo que sucedió sino lo que está sucediendo», ha dicho en referencia a la Ley de Memoria Histórica.