Diario de León

La Historia rescata a los hermanos bercianos Elpidio y Lucio González

Ingresan en el Diccionario de la Real Academia de la mano del escritor e investigador Víctor del Reguero, que ya les dedicó el libro ‘Anatomía de una discordia’

Los hermanos de Palacios del Sil Lucio y Elpidio González González. ARCHIVO VÍCTOR DEL REGUERO

Los hermanos de Palacios del Sil Lucio y Elpidio González González. ARCHIVO VÍCTOR DEL REGUERO

León

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No serán olvidados. Los hermanos bercianos Elpidio y Lucio González ya figuran entre los grandes personajes de este país. Su vida se puede consultar en el Diccionario Biográfico Español de la Real Academia de la Historia. El artífice es el investigador y escritor Víctor del Reguero, que hace dos años desveló en su libro Anatomía de una discordia cómo el último alcalde republicano de Palacios del Sil acabó en los hornos crematorios del campo de concentración de Gusen.

Del Reguero desvela las razones de la jauría que se desencadenó contra un grupo de familias de la localidad lacianiega a causa de disputas pasadas. Elpidio González, un ‘hombre hecho a sí mismo’, industrial próspero en negocios diversos como la venta de patatas a gran escala, la fabricación de mantequilla o el transporte de mercancías, se convirtió en 1931 en líder de los republicanos en la comarca. Segundo de cuatro hermanos, huérfano de madre a los once años y con su padre dedicado a su trabajo en la secretaría municipal, se incorporó desde muy joven a la actividad comercial de la familia.

Participó en la guerra del Rif y en 1931 se presentó a las municipales, que ganaron los monárquicos. Aunque los comicios se repitieron dos meses después, con un empate técnico, no permitieron un cambio en la alcaldía. Recuperado el Gobierno de la República por el Frente Popular, Elpidio González fue elegido alcalde en marzo de 1936. Con el estallido de la Guerra Civil huyó a Asturias. Posteriormente, encontraría refugio en Cataluña y, finalmente, en Francia. Con el avance de las tropas nazis, en plena II Guerra Mundial, fue deportado en el primer tren que desplazó prisioneros españoles a los campos de exterminio. Primero estuvo en Mauthausen y después en Gusen, donde falleció a la edad de 36 años. Su hermano pequeño Lucio tampoco corrió mejor suerte. Con la guerra también se refugió en Asturias, donde 1937 fue nombrado letrado fiscal del Tribunal Popular Especial de Guerra del Sector de La Manjoya, en Oviedo, pasando destinado de allí a Gijón el 18 de junio como fiscal de la Auditoría de Guerra de Asturias. Ante el avance de las tropas golpistas fue evacuado a Francia y de allí a Cataluña. Cerca de Alicante, en los últimos meses del conflicto, se entregó a las tropas italianas. Fue internado en el campo de concentración de Los Almendros y el castillo de San Fernando, después fue trasladado a la cárcel de Porlier de Madrid. Tras un consejo de guerra fue condenado a pena de muerte por la justicia militar y ejecutado el 10 de junio de 1941 en las tapias del Cementerio del Este de Madrid.

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