Diario de León

La escritura viva que despierta Antonio Pereira

El centenario del autor impulsado por su fundación promueve reediciones y hasta un superpremio de ensayo

Portadas de las dos reediciones de las obras completas. DL

Portadas de las dos reediciones de las obras completas. DL

León

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Antonio Pereira cumpliría 100 años el próximo año, el 13 de junio para ser exactos. Y si su obra no ha perdido vigencia, a través de la fundación que lleva su nombre, con sede en la Universidad de León y con esa casa museo en la avenida de la Facultad que es un recuerdo constante de su vida y la de Úrsula Rodríguez, su mujer, su memoria está llamada a nuevos capítulos como la escritura viva que despierta Antonio Pereira. Como una provocación a la continuación de la tradición literaria. En ello está la fundación que comanda Joaquín Otero y en donde se apuesta por todo lo alto, por ejemplo, con el premio de ensayo Úrsula Rodríguez con un premio de 25.000 euros. El 31 de marzo se cierra el plazo.

Pero esta lluvia fina literaria en torno al autor villafranquino es una tormenta de talento cuando por ejemplo asoman nombres clave, tanto en la literatura española como en la vida de Antonio Pereira. Si Antonio Gamoneda y Juan Carlos Mestre se implican en toda esta reivindicación y puesta en valor, es que la figura eterna del escritor se inscribirá con letras mayúsculas en la posteridad, esa que solo alcanzan los grandes.

Siruela reedita las obras completas de Antonio Pereira. El tomo de los cuentos y el de la poesía. Y aparece el escritor completo. Lo hace Siruela incorporando nuevos prólogos. En el caso de Antonio Gamoneda, como un añadido al que ya escribió; él que no hace prólogos y en ese caso eligió una fórmula tan especial como una carta personal. Juan Carlos Mestre renueva su admiración por Pereira e introduce el tono académico para poner al autor de País de los Losadas en el lugar de honor que merecido nunca tuvo el afán de ocupar, porque Antonio Pereira era más ese escritor al que se podía encontrar paseando por la calle o entre una tertulia de amigos.

Eso sí, su talento sobresale y sobrepasa su tiempo y en ambos casos, en los textos de Gamoneda y Mestre, se encuentra una admiración implícita y explícita a su capacidad poética en medio de la ficción, muchas veces como el realismo mágico que deslumbró desde el boom latinoamericano.

Tal vez, lo que vaya a pasar con Antonio Pereira es que su calidad literaria le deje a salvo de encasillamientos. Como si ya no valiera clasificarlo, por aquello de las prisas, como escritor de cuentos. Tal vez era más o pisaba todos los terrenos con destreza. Los títulos le acompañan pero por ejemplo Gamoneda ya resalta que «la poesía existe o no existe en un escrito. Cuando existe, con independencia de que, en modo muy generalizado pueda tener acomodo en una manera rítmica o versal de escribir, la poesía puede estar en cualquier escrito y no sólo en un poema. Que los académicos y los profesores hayan creado una taxonomía al efecto de diferenciar un carácter predominante en los escritos literarios (predominio del diálogo, de la narración / descripción, de la sucesión conceptual, del análisis, etcétera), es algo que puede tener valor didáctico y hasta crítico, pero nada más», escribe.

Magia, ritualidad, generosidad, ética, como un compromiso vital son, por ejemplo, según Mestre, componentes de la obra de Antonio Pereira, en donde ya dice que hay «encantamiento en la voz del poeta, una afirmación de los pequeños asuntos de la condición humana elevados a categoría moral de la conducta; hay proximidad electiva con los sufrientes, y una indestructible fe en el destino que establece alianza con lo esperanzado y su unidad poética en el lezamiano éxtasis de la sustancia destruida». Ese Pereira lírico, por tanto, que como inventor de grandes ficciones confirma su carácter de escritor total de su tiempo.

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