Javier Angulo deja la Seminci tras 15 años
Apasionado, entusiasta y, en ocasiones, estridente, Javier Angulo se despidió ayer de la Semana Internacional de Cine de Valladolid (Seminci), un certamen al que ha dedicado quince años de su vida (2008-2022) en los que abrió el foco para proyectar una imagen acorde a los tiempos.
Sin detraer un ápice de la principal seña de identidad del festival, su contrastada etiqueta como cine de autor, afrontó la transformación digital de la Seminci, amplió el abanico de actividades y abrió las puertas a valores emergentes, especialmente del cine español. Abrió el festival a nuevos públicos (Seminci Joven y Miniminci), creó nuevas secciones (Doc España/ Cine y Cambio Climático), reorientó otras para dar paso a los nuevos creadores y tendencias, añadió contenidos, aumentó la dotación de premios y reforzó la faceta divulgativa con clases magistrales que añadió a las tradicionales exposiciones y edición de libros para cinéfilos.
Y todo ello con un presupuesto muy ajustado, de lo que siempre se quejó para poder retocar la estructura al compás de los nuevos tiempos y, en su caso, la presencia de estrellas cinematográficas para reforzar la imagen nacional e internacional del certamen más allá de su consideración como cita imprescindible para aficionados.
Buscó desesperadamente patrocinios, amplió la relación de premios con nuevas categorías y cambió la mentalidad al extender las actividades al resto del año a través de nuevos ámbitos (Espacio Seminci), y ciclos de proyecciones con presencia en los barrios de Valladolid e incluso en otras ciudades de Castilla y León.
Javier Angulo (Bilbao, 1949) puso a disposición de Valladolid las influencias y relaciones acumuladas durante décadas como creador y director de publicaciones ( Cinemanía ) y su participación en la estructura de festivales como el de Málaga.
La irrupción de la pandemia del coronavirus no pudo con el espíritu entusiasta de un Javier Angulo que nunca se arrugó y vadeó la adversidad con el concurso de las nuevas tecnologías mediante retransmisiones en remoto (Canal Seminci) que impidieron la desconexión con el público y con la historia.