Diario de León

20 canciones de Mario y una versión desesperada

El músico leonés presenta en solitario gran parte de su repertorio en un concierto único este jueves en El Gran Café

Mario Álvarez ofrece mañana en El Gran Café un concierto en el que repasará su repertorio desde sus inicios hasta hoy. RAMIRO

Mario Álvarez ofrece mañana en El Gran Café un concierto en el que repasará su repertorio desde sus inicios hasta hoy. RAMIRO

León

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Hay días que pasa más tiempo dentro del escenario que fuera. Hay días que persigue una canción que nunca alcanza pero se encuentra con letras y música que se asoman y se suben a este trayecto de vida de músico. Es Mario Álvarez, leonés entre San Mamés y La Palomera, tocando en su casa materna mientras los 80 se esfuman. Preadolescente, solo, sin saberlo a milímetros de El sueño de Nacha Pop. Con la mejor espectadora de oyente casual: su madre, que construye ella entonces la vida de ahora de él. No se sabe si fue así, salvo que es seguro que así fue. Los años pasaron y ya nada se parece a lo de antes excepto algo: sigue siendo músico. O más músico que nunca. Ni una broma. En el ingrato León, Mario Álvarez es digno heredero de la mejor tradición rock que surgió a finales de los 70. Desde los 90 hasta aquí su guitarra ha sonado siempre a máximo volumen de generosidad. Y este jueves hace un repaso general a sus canciones en un concierto único en El Gran Café (22.00 horas. 7 euros. Entradas en Discos Lizard y El Gran Café). Una cita con el rock and roll, como cantara sus queridísimo Antonio Vega, en la que hay que estar.

«Recuerdo con mucho cariño aquellos primeros años, aprendiendo, tocando en casa... Y luego los primeros conciertos con 15 o 16 años, con Los Parsones, con Ramón Díez y Tresguerras. Todo era una aventura», rememora sobre esas primeras experiencias entre las que seguro que se colaría El mismo lugar , una de sus primeras canciones y que sonará este jueves. «Tocaré casi todas mis canciones y una versión, aunque ya hay cinco o seis nuevas sobrevolando. A la guitarra acústica y eléctrica y al piano», desvela sobre cómo será esta particular autoencerrona en la que pondrá al día su ideario musical.

Teniendo en cuenta todo lo que sonará hasta que Ni un minuto más , su última canción, cierre este círculo virtuoso, la particular lucha de gigantes entre el Mario Álvarez intérprete y el compositor se saldaría con un justo empate. Porque no solo es uno de los músicos más prolíficos a la hora de componer sino que disfruta de esta parte del trabajo que consiste en el ensayo y error hasta que surge a veces el momento sublime de la gran canción. Para ello no tiene fórmula exacta, aunque tiene resultados como es el caso de Sin detalles que lo confirman como un gran creador de hits pop pese a que sean desconocidos. De hecho, asegura Álvarez que «hay algunos temas que he hecho con el piano y que realmente me cuesta mucho tocarlas con otro instrumento. Y no es fácil para mi, porque me gusta tocar el piano, pero en directo es una gran presión y responsabilidad», asegura.

Aquí surge una de las facetas que este consumado guitarrista suma a su actividad y que es la de multiinstrumentista. Esto, aunque pudiera parecer que surgió con el paso del tiempo, le viene de sus inicios. «Hubo un momento, un mismo año, que tocaba la guitarra con Los Popels, la batería con The Pretext, con la Onzonilla Blues Band y con Los Reflejos. Y con Los Villanos, el bajo», relata. Así surge una lista de colaboraciones que nunca se ha detenido. Porque, actualmente, además de formar parte del trío incombustible que comanda la jam session de El Gran Café y que desde hace dos décadas es la cita más sana con la música de León, se le puede ver con Mario al Cuadrado, junto a Mario Delgado, o con Los Atributos, con Carlos Arede y Álex Modia. Y Libélula es su proyecto futuro.

«En aquellos inicios yo era el que se apuntaba a todo. Y como lo sabían, me llamaban», recuerda. Un bocadillo y directo a los locales de ensayo era suficiente alimento para sentir la magia de tocar. El joven guitarrista ya despuntaba. Esa condición le llevó hasta Cooper, donde al final el viaje fue de 19 años. «Cooper ha sido gran parte de mi vida musical», remarca con afecto.

Dice que las primeras influencias le llegan de Los Beatles y una curiosa incursión mod aunque haga una propuesta un tanto dispersa: «Los grupos que más me gustaban eran Los Flechazos, Brutos Sekos y Ópera Prima», asegura. Puede que pescara de todas las opciones que pasaban por unos oídos ávidos de sensaciones musicales: «Los 90 me llevaron a Nirvana, que me gustan mucho. Aunque luego salen Oasis, Pulp, Supergrass, y me encantan. Mucho de lo que nos gustaba provenía de los 60 y 70. Cream fue muy importante. Y Hendrix. Pero Radiohead también me gustan. Y siempre he pensado que musicalmente León ha molado mucho», relata. Y así de golpe pasa el tiempo volando como una canción pop que, esta vez sí, suena a Mario Álvarez.

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